Thursday, December 31, 2020

Reflexiones de cierre de año en un ambiente de pandemia

 31 de diciembre de 2020. El año de la pandemia del coronavirus SARS Cov2 o COVID-19.

No voy a entrar en detalles pues toda la información sobre este virus y sus consecuencias está disponible en internet. Solo diré que, un año después de haber sido descubierto en Wuhan, China, este virus ha contagiado a más de 83 millones de personas en todo el mundo, de las cuales han muerto un poco menos de 2 millones (1.8), según las cifras oficiales.

En México, los números indican casi millón y medio de personas contagiadas, con casi 130 mil fallecidos. Si a estas cifras sumamos los miles de muertos por otras enfermedades, como cáncer o diabetes, los asesinados por la delincuencia organizada, el narcotráfico, la delincuencia común o la violencia intrafamiliar, los que han muerto por hambre o frío, o aquellos que se han quitado la vida en medio de su desesperación, los números se vuelven escalofriantes.

Cientos de miles de familias se enfrentaron este fin de año a mesas con lugares vacíos, que nunca volverán a ocupar sus seres queridos... Y solo pensar en eso hace que uno se sienta afortunado de seguir vivo, seguir con salud y de tener cerca a familiares y amigos que siguen luchando la batalla del día a día.

A pesar de que miles de personalidades famosas, políticos, artistas y deportistas sucumbieron ante el Covid-19, no ha sido suficiente para que cientos de miles de personas entiendan la gravedad y la letalidad de esta enfermedad. Tristemente, en México y el mundo miles de personas siguen reuniéndose a festejar o están de vacaciones en playas y centros turísticos, aumentando su exposición al virus y ayudando a su diseminación.


Hace 9 meses, cuando empezó el aislamiento en México (el aislamiento voluntario, porque el Gobierno no declaró cuarentena sino hasta abril), la mayoría de la gente no creía que fuera a tomar tanto tiempo superarlo; después de todo, ya habíamos sobrevivido otras epidemias en el mundo.

Pero no. El Covid-19 llegó para quedarse.

Los investigadores médicos no han logrado descifrar cómo contener la propagación de este virus. Las vacunas se están autorizando, produciendo y distribuyendo a una velocidad inusitada, pero estamos un año tarde. Y todo indica que las cosas no mejorarán realmente antes de 2022, pues en muchos países el proceso de vacunación de la población será lento y gradual.

Mientras tanto, el virus ha mutado un par de veces. Y las nuevas cepas parecen ser más fuertes, o resistentes, que la cepa original. Como dije: vamos tarde. Mientras que los forenses realizan minuciosas autopsias para entender mejor el comportamiento del virus, éste cambia de forma acelerada, transmitiéndose de un cuerpo a otro en cuestión de minutos, reforzándose y mutando. El mundo no estaba preparado para esto.

Y eso me lleva a una serie de reflexiones sobre todo aquello para lo que el mundo no estaba preparado y que la pandemia sacó a la luz bruscamente:

1. Los avances médicos y científicos no pudieron frenar la propagación del virus

Sí, está bien, yo no soy médico y tal vez estoy hablando a la ligera, pero mi opinión se basa en la observación de algunos hechos:

   * No hubo un sistema predictivo, como los sistemas de monitoreo y predicción de fenómenos meteorológicos, que permitiera advertir sobre una posible amenaza inminente de manera que los gobiernos prepararan a sus sistemas de salud.

   * La mayoría de los países afectados por la pandemia no cuentan con equipo médico suficiente para atender a los pacientes de esta enfermedad, o cualquier otra similar que pudiera haberse presentado.

   * La estrategia de contención del virus se basa en protocolos como el distanciamiento social, el aislamiento, el uso de cubrebocas y el lavado constante de manos. Pocos medicamentos o suplementos existentes ayudan a paliar los síntomas de la enfermedad y en gran medida depende del estado de salud de cada individuo el salir adelante o sucumbir.  

2. La tecnología ayuda, pero hay que implementarla

Tan pronto se diseminó la epidemia, varios fabricantes de productos de analítica de datos e inteligencia de negocios ofrecieron sus soluciones para ayudar a monitorear la propagación del virus, así como la evolución de los pacientes, rastrear con quiénes tuvieron contacto y predecir la curva de contagios.

Estas soluciones no se crearon de la noche a la mañana. Han estado disponibles por años, pero son pocos los hospitales o centros de salud que han implementado este tipo de tecnologías. Lamentablemente, las instituciones de salud pública con bajo presupuesto seguirán sin poder implementar tecnologías de análisis de información, pero probablemente muchas instituciones de salud privada, o algunos organismos públicos con presupuesto disponible, sí harán uso de estas soluciones de ahora en adelante.

Otras tecnologías que encontraron oportunidad de negocio fueron las cámaras de videovigilancia con sensores térmicos, los dispositivos para pagos sin contacto, los chatbots, la automatización de procesos y hasta los drones.

3. La brecha tecnológica se hizo más notoria que nunca

Si algo quedó en evidencia, fue la profundidad y anchura de la brecha tecnológica en muchos países.

Hablando de México, la falta de cobertura de acceso a internet, así como el costo de los servicios de conexión, fue un problema que, si bien no es nuevo, salió a relucir cuando más gente necesitaba mantenerse conectado para comunicarse con sus familiares y amigos, para trabajar remotamente, estudiar en línea o simplemente para entretenerse mientras se guarda la cuarentena.

Aunque una parte de la población urbana cuenta con teléfonos celulares de gama media o alta, computadoras portátiles, tabletas y hasta televisores inteligentes en casa, una gran parte de la población, sobre todo en zonas rurales o gente de bajos recursos económicos, a duras penas puede tener un celular de gama media con datos prepagados. Este sector de la población no tiene acceso a servicios como banca en línea para hacer sus pagos, mucho menos para pedir compras a domicilio y pagar por internet o a través de su teléfono.

Estas personas son quienes tienen necesidad de salir de sus casas para trabajar, para comprar lo que necesitan, para pagar sus servicios... y son quienes más expuestos quedaron a los contagios, no por imprudencia, sino por necesidad.

4. El sistema educativo no está listo para la educación a distancia

La pandemia tomó por sorpresa a todo el mundo. Las escuelas se vieron forzadas a cerrar sus puertas y ofrecer alternativas para clases en línea. Francamente, fue un reto insalvable para algunos colegios. Si las escuelas privadas tuvieron problemas, las públicas simplemente se las vieron negras.

Me tocó presenciar cómo el colegio de mi hija tuvo que implementar soluciones tecnológicas para habilitar videoconferencias para todas las clases y así continuar con la dinámica de las clases. Con todo, fue un final de ciclo 2019-2020 muy accidentado y complicado, tanto para estudiantes como para maestros.

Durante el descanso de verano, el colegio capacitó a los maestros y mejoró la infraestructura tecnológica. El primer semestre del ciclo 2020-2021 se sintió más fluido. Aún así, muchos alumnos tenían problemas para conectarse, otros se enfrentaban a situaciones como fallos en sus computadoras, cortes de luz o interrupciones familiares. Todo ello derivó en distracciones que no eran comunes para los alumnos. Mi hija terminó el semestre como Dios le dio a entender (y con mucha ayuda de sus compañeros de clase).

Para las escuelas públicas, donde la mayoría de los alumnos tiene más restricciones para conectarse a internet, las clases en línea simplemente no se lograron concretar. El gobierno lanzó un programa de Televisión Educativa no interactivo que, en mi opinión, deja mucho qué desear.

Ante este escenario, muchas escuelas cerraron. Otras se enfrentaron a una reducción de los alumnos inscritos porque los papás no querían pagar clases que los alumnos no aprovecharían, o no podían pagar más las colegiaturas porque se quedaron sin empleo. Muchos padres sacaron a sus hijos de la escuela hasta que se reanuden las clases presenciales.

5. Muchas empresas no tuvieron la agilidad para montarse a la ola digital

Así como las escuelas, las empresas tuvieron que renovarse y digitalizarse rápidamente. Sin embargo, no todas las organizaciones lograron innovar y evolucionar tan rápido y, cuando la crisis las alcanzó, no lograron sobrevivir.

Miles de restaurantes y comercios, forzados a bajar sus cortinas de forma intermitente durante los meses de la pandemia, terminaron cerrando definitivamente. Todas las empresas del sector turístico, aerolíneas y hoteles sufrieron graves afectaciones a su negocio. Interjet está a un paso de la quiebra y los trabajadores amagan con ir a huelga (como los de Mexicana de Aviación) si no se les paga.

La cadena Best Buy quebró el negocio en México. Y para mí es un ejemplo de negocio que no logró aprovechar la oportunidad de las ventas en línea porque sus precios no eran competitivos con los de vendedores en marketplaces como MercadoLibre o Amazon, o tiendas de conveniencia como Sams o Walmart. Vamos, que hasta en Liverpool.com podía uno encontrar mejores ofertas que en Best Buy.

6. Los negocios que se reinventaron lograron sobrevivir

Contrario a lo anterior, muchas empresas, desde grandes corporativos hasta MiPyMEs, encontraron la forma de salir adelante y mantener sus operaciones. Algunas, solo se mantuvieron a flote. Otras mejoraron incluso sus ingresos.

Como ejemplo, algunas productoras de cervezas y licores adaptaron su negocio para fabricar gel antibacterial. Un taller que fabricaba alebrijes comenzó a vender cubrebocas y caretas artesanales. Varios vecinos le hicieron frente a la crisis vendiendo tapetes sanitizantes, guantes, cubrebocas o comida a domicilio.

Supe de una fonda que empezó a vender comida a domicilio, cambió su menú y empezó a mandar mensajes por redes sociales. Meses después, la dueña de la fondita dijo que estaba vendiendo más que cuando atendía a la gente en el local.

Otros restaurantes se montaron a plataformas como Uber Eats o Rappi, desde donde recibieron pedidos que les ayudaron a mantener el negocio.

Y hablando de Uber y Rappi, estos servicios, junto con Didi y los servicios de mensajería y paquetería, experimentaron un incremento impresionante en sus operaciones. Algunas de estas empresas tuvieron problemas para cumplir con las entregas, pero otras crecieron ante el reto. Incluso MercadoLibre habilitó su propio servicio de entregas así como repartidores independientes, lo cual le permitió mantener sus entregas incluso antes de la fecha programada.

Algunas cadenas de cines empezaron a ofrecer funciones en formato de auto-cinema. Y también, en el Reino Unido, algunos conciertos se ofrecieron bajo este esquema... hasta que, claro, no faltó quien se bajara de su coche y se codeara con otros asistentes, como si nada.

Cabe mencionar que las ferreterías, tlapalerías y tiendas de artículos para el hogar vieron una ventana de oportunidad: encerrados en casa por cuarentena, mucha gente aprovechó para hacer ajustes y remodelaciones.

Los servicios de cursos en línea también vieron un auge, sobre todo los relacionados con cocina, jardinería, pintura o idiomas.

Y, a falta de gimnasios, el aumento en las vistas de video para ejercitarse en casa se acompañó de compras de ropa para ejercicio, accesorios, tapetes de yoga y otros equipos de acondicionamiento físico. El negocio de las bicicletas también reportó ganancias.

7. Los gobiernos no han podido proteger a quienes tienen necesidad de salir

Digo "los gobiernos" de forma generalizada aunque reconozco que algunos países sí han procurado todas las medidas necesarias para salvaguardar a sus ciudadanos.

Principalmente los países asiáticos, como Corea del Sur, China, Japón o Singapur, han mantenido controlada la pandemia debido a que, tradicionalmente, son sociedades disciplinadas. También influye que mantener la distancia social no es un inconveniente para ellos, y a que están más acostumbrados a obedecer órdenes y seguir protocolos, como usar el cubrebocas constantemente, no tocarse y lavarse las manos con frecuencia.

Pero, además de ello, el gobierno de esos países ha implementado tecnologías y programas para desinfectar espacios y garantizar la sana distancia, incluyendo el uso de drones.

Otros gobiernos han implementado toques de queda, para forzar a la gente a quedarse en casa. Pero han liberado recursos a través de programas de apoyo para empresas y desempleados por causa de la crisis económica derivada del Covid.

Sin embargo, no ha sido suficiente para evitar que la gente salga a trabajar. Y es en la calle, en las aglomeraciones, donde el virus ha encontrado un caldo de cultivo para seguir diseminándose.

Si a esto le sumamos que hay países, como México, donde no solo no se procura una desinfección satisfactoria de los lugares públicos, sino que además no se apoya a las empresas y el personal se ve forzado a salir de sus casas para trabajar presencialmente, el riesgo de contagios se eleva exponencialmente. No por nada México ocupa el sitio 13 de contagios y el 4 en muertes por Covid a nivel mundial.

8. No estamos listos, ni dispuestos, a mantener la distancia social prolongada

Una de las cosas más difíciles para el ser humano, gregario por naturaleza, ha probado ser el aislamiento. No todos estamos listos, ni dispuestos, para vivir separados de la gente como ermitaños. La mayoría gozamos de pasar tiempo con familiares y amigos, salir al cine, comer en restaurantes o ir a reuniones.

Personalmente, una de las cosas que más trabajo me ha costado es ver a mi hermana sin poder abrazarla o besarla. Antes de las fiestas me tocó hacer algunas entregas de regalos navideños... regresé triste a casa, con el corazón roto por no poder abrazar a nadie y sentirme tan lejos y tan cerca de ellos.

Esa necesidad de reunirnos y de abrazarnos ha llevado a mucha gente a romper la cuarentena, contagiándose y contagiando a otros en ese afán de compartir un tiempo juntos. Tal fue el caso del compositor Armando Manzanero, quien estuvo en un evento público en Mérida, donde se contagió y quince días después, falleció por complicaciones relacionadas con el Covid.

9. El hartazgo y la indiferencia pueden tumbar toda una estrategia de sanidad

Más allá de la necesidad de reunirnos, la cual es dolorosa pero puede manejarse con paciencia y tolerancia, son la frustración, la desesperación y el hartazgo lo que han dado al traste con las estrategias de aislamiento en muchas partes del mundo.

Imágenes de gente aglomerada en las playas en Brasil, México, California, el Reino Unido y otros países de Europa han dado la vuelta al mundo, entre expresiones de indignación. Quienes están en esas playas, o en centros comerciales o sitios turísticos, no están ahí por necesidad (salvo los trabajadores) sino por el mero afán de pasear, de salir de sus casas, de "descansar".

Yo entiendo y soy solidaria con quienes tienen que salir a trabajar para ganarse el sustento. También entiendo a quienes tienen que salir a comprar cosas, pagar servicios o realizar diligencias, alguien lo tiene que hacer. Pero andar de paseo en un ambiente de pandemia no es justificable. No en mi opinión.

10. No podemos entender lo que no podemos ver

Finalmente, si algo me queda claro es que seguimos sin ser capaces de entender lo que no podemos ver. Creer en los virus que transmiten enfermedades es como la fe religiosa, es algo invisible a simple vista.

A pesar de la globalización y de toda la información disponible en internet, aun hay gente que no cree, o al menos no le da importancia, a lo que sucede en otros países, porque al no verlo con sus propios ojos, no es algo "que sea real". Muchas veces creo que ver los noticieros es casi como ver películas o series: llenos de imágenes surreales, ficticias, lejanas...

Así ha sido el Covid para mucha gente, algo etéreo, falso, una "teoría conspiracionista" o, en el mejor de los casos, "una estrategia de los gobiernos para reducir la población". 

Tristemente, mucha gente negó la letalidad del virus hasta que alguien cercano se contagió y falleció. Algunos vlogguers e influencers retaron los esquemas de salud y se contagiaron. Porque, como dijo Tomás, el discípulo incrédulo: "si no veo y toco las llagas de Cristo, no creeré que ha resucitado". Hasta no ver, no creer, dice el dicho ahora. Y así, mucha gente sigue caminando diariamente, arriesgando su vida por no darle la importancia debida a un microscópico bicho que está poniendo al mundo de cabeza, un bicho microscópico para el cual todavía no hay cura segura, un virus invisible que está mutando, multiplicándose y ganando las batallas en todos los países que infecta. Ahí está, afuera, en todas partes, y ahí seguirá por mucho tiempo... aunque no lo podamos ver.

Saturday, November 02, 2019

Las mujeres de mis memorias

Día de Muertos en México.

Mucha gente en mi país aprovecha este día para visitar cementerios e iglesias, para llevar flores a las tumbas y nichos de sus familiares o amigos fallecidos. Es un día para recordar a todos aquéllos que se han ido.

Como evangélica, yo no creo que los muertos se puedan comunicar con los vivos. La Biblia dice que no es así. Y colocar un altar lleno de simbolismos va en contra del mandamiento de no tener imágenes que adorar. Tampoco creo que el espíritu de mis muertos regrese a regocijarse con la comida que tanto les gustaba.

No, yo creo que quienes se han ido, si se pusieron en manos de Dios antes de morir, ahora están en un plano espiritual que les llena de un regocijo incomparable. ¿Qué necesidad tendrían de ansiar la comida terrenal cuando ahora pueden experimentar la gloria de Dios en todo su esplendor?

La Biblia dice que nosotros, en nuestro cuerpo humano, solo vemos y entendemos una fracción del mundo y la divinidad de Dios. Aquéllos que se adelantaron y ahora están con Cristo, son capaces de percibir todo el esplendor de su poder, la magnitud de la creación, no sólo en este minúsculo punto del universo que es la Tierra, sino en el universo en sí. Es un espacio infinitamente grande, con una medida de tiempo completamente distinta, y las almas de los creyentes que han fallecido seguramente no terminan de deleitarse con toda la Creación.

Sin embargo, reconozco que, a veces, nuestros seres queridos fallecidos pueden aparecerse en nuestros sueños. Lo sé porque me ha pasado (y a mi hermana también). A veces hablan con nosotras, otras veces no, pero de alguna forma se las ingenian para dejar claro un mensaje: ellos están bien y desde donde están siguen velando por nosotros.

Y cuando digo que siguen velando por nosotros no me refiero a que tengan poderes divinos dignos de santificar su imagen y adorarles en un altar. No. Si acaso, al igual que los ángeles, su espíritu tiene la capacidad de rondar cerca, de cuando en cuando, y enviar señales que nos permitan alejarnos del peligro. Quizás alguna vez, también, su esencia nos abrace y nos consuele en un momento de tristeza.

Esta es la razón por la que yo no coloco un altar con ofrendas y adoración a imágenes de muertos. Pero sí recuerdo a mis seres queridos fallecidos. Claro que sí, y con mucho cariño.

Siendo honesta, aunque a lo largo de mis 43 años he asistido a varios funerales de gente cercana, lo cierto es que sólo ha habido tres muertes verdaderamente significativas para mí: tres grandes mujeres de mi familia; mi prima María Elena (Manena), mi abuelita materna y mi mamá.

Mi prima y mi mamá se fueron, tal vez, antes de tiempo... o eso decimos quienes nos quedamos vivos. Antes de tiempo porque esperaríamos que nuestros seres queridos tengan vidas largas y plenas, pero Manena falleció a sus 26 años, en la flor de la vida, debido a un ataque de epilepsia, una enfermedad que la azotó con tanta fuerza que la obligó a dejar de trabajar y la confinó a su casa, a no salir nunca sola, a no estar nunca sin vigilancia. Unos días antes del ataque epiléptico fulminante, ella me dijo que ya no quería seguir viviendo así. Y Dios la escuchó. Y como sólo Él conoce los tiempos de cada uno, ¿quién sabe si de verdad ella se fue antes de tiempo o ya había llegado su hora?

Recuerdo bien que cuando recibí la llamada para avisarme de la muerte de mi prima, yo pensé que me dirían que era mi abuelita quien había fallecido. Ella ya llevaba algunos años enferma y ya pasaba de los 80, era algo que en el fondo todos esperábamos. Pero no. Mi abuelita vivió casi hasta los 92 años. Atrofiada, sí, llena de medicamentos, pero con unas ganas de vivir que contagiaba a los demás. Aunque ya no podía escuchar bien, ni ver bien, y había que llevarla a todas partes en silla de ruedas, mi Lita no quería morir hasta ver que sus hijas, sus nietos y sus bisnietos estaban bien. Esa mujer nos dejó muchas lecciones de vida. Y aunque su muerte fue sentida, no fue triste, porque sabíamos que, ella sí, había cumplido su tiempo en esta vida.

La muerte de mi mamá me pegó más. Ver cómo esa enfermedad terrible consumió su cuerpo en medio de dolores indescriptibles fue muy duro. Durante toda la vida tuvimos una relación con altibajos, pero no fue sino hasta hace poco que entendí que esos cambios de carácter tan rudos de mi mamá se debían a su enfermedad. Muy tarde para comprenderla y ayudarla. Y hoy la extraño más que nunca.

Estas tres mujeres están siempre en mis memorias, en un nicho muy especial en mi corazón. No necesito ponerles ofrenda en un altar un día al año porque su recuerdo vive conmigo todos los días. Las extraño. Las pienso mucho. Y sé que volveré a verlas algún día. Pero espero que sea dentro de muchos años, pues aún tengo una mujercita aquí por la que debo ver yo, y no quiero irme antes de tiempo para ella.

Friday, July 05, 2019

Termina un junio lleno de ansiedades y satisfacciones

Tampoco logré mi objetivo de escribir con más frecuencia en junio.

Fue un mes con muchos retos, momentos de gran satisfacción mezclados con días (semanas) de ansiedad que llevaron mi estrés hasta puntos que me dejaron vulnerable ante la depresión. Emocional y mentalmente fue un mes muy demandante...

La verdad es que tengo mucho que podría escribir, pero este post se me ha quedado en el tintero por días. Creo que será mejor sacarlo simple y llanamente.

A principios de mes tuve la oportunidad de viajar a Boston, a la oficina de TechTarget, para una serie de reuniones editoriales. Conocí a mi nueva jefa y platiqué con el CEO de la empresa, una persona maravillosa que me consiguió cuatro cajas de Devil Dogs para mi familia. Y al día siguiente, otra colega me llevó cinco cajas más, así que regresé con un montón de Devil Dogs, que durarán un rato debido a la dieta que seguimos mi hija y yo (no me pregunten por todo lo que les traje a mi hermana y sobrinos porque se lo terminaron en una semana los tragones).

Durante las juntas editoriales tuve la oportunidad de dar una presentación junto con el editor del Reino Unido, para platicar a los editores de EE.UU. lo que estamos haciendo en otros lugares. Pero también asistí a las pláticas de otros editores, donde aprendí algunos tips, y tuve reuniones con la gente de diseño, producción audiovisual, ventas, marketing, tráfico y redes sociales. Un viaje muy productivo, la verdad.

Para coronar, me tomé un día para ir de compras. Comí en un restaurante Whalburguers en Dorchester, compré unas cosas para mi marido en una tienda GAP y visité el Acuario de Nueva Inglaterra. Disfruté mucho el viaje :) (Para quienes no lo sepan, Whalburguers es una hamburguesería propiedad de tres hermanos Whalberg: el actor Mark Whalberg y el New Kid, Donnie Whalberg, junto con su hermano Paul. Como fan de toda la vida de los New Kids On The Block no podía perderme la oportunidad de comer una hamburguesa ahí.)

El resto del mes se fue en sacar pendientes, en trabajar con el nuevo cliente de la agencia y en no salirme del presupuesto, porque con la compra del coche ya me habían descontado el seguro y necesitaba garantizar un colchón para pagar el enganche a fin de mes. Y la verdad es que usé mucho la tarjeta en el viaje a Boston, pero tenía que aprovechar. Ya saldaré todas las cuentas en agosto.

El día 27 fui con mi hija a pagar el enganche del coche. Y de ahí nos fuimos a la Feria de Chapultepec a un evento de la youtouber Maire Wink. (Aquí el enlace de la #MairumaWeeding: https://www.youtube.com/watch?v=rnyP9gBBohU) Nos subimos a algunos juegos y disfrutamos el concierto de la Sonora Dinamita. Nos divertimos mucho. Me gustó compartir ese tiempo con ella y llenarle de recuerdos -porque la verdad es que ella no se acordaba de haberse subido a un carrusel, así que nos trepamos al de la Feria, jiji.

Finalmente, el sábado 29 me entregaron mi carro: un Suzuki Ignis gris acero. Se lo debo a Dios, porque Él puso todo de tal forma que conseguí el crédito bancario, reuní el monto del enganche y me dieron el coche de mis sueños hasta en el color que yo quería. A Él sea la gloria.

No dejo de pensar que este año empiezo a ver bendiciones en mi vida y creo que en parte se deben a esa última bendición especial que me dio mi mamá cuando me despedí de ella, antes de su muerte. Finalmente, la prosperidad y la largura de años acompañan a quienes honran a sus padres, de acuerdo con la promesa del cuarto mandamiento bíblico.

Cansada emocionalmente por luchar contra la depresión que me genera el estrés continuo, terminé junio. Con mucho por contar pero con pocas ganas de hacerlo.

No prometo que julio será mejor porque este mes también estaré reducida de presupuesto y eso siempre me tensa. Pero ya estoy disfrutando de mi carrito y eso hace que el sacrificio valga la pena.

Friday, May 31, 2019

Mayo, un mes de logros a traspiés

Después de abril, de cerrar el luto de un año, aún tuve que pasar por otro 10 de mayo sin mi madre. Un diez de mayo algo cansado, pues tuve la fortuna de viajar a Punta Cana, en República Dominicana, para cubrir un evento de internet, pero para estar con mi hija el día de las madres decidí volar el 9 en la noche. Llegué de madrugada, bien cansada pero contenta por la experiencia de haber pisado una playa dominicana (y no sólo pisé la suave arena, sino que también me metí al mar a las 7 am... ¡y estaba tibio!)

Logré sacar adelante los primeros artículos de cobertura del evento en la siguiente semana, a pesar de la gripe que me dió después del viaje, y traía cierto ritmo, pero la tercera semana por alguna razón me ralenticé. Todo me costó más trabajo y estuve ansiosa.

Luego sumé a esa ansiedad dos rubros en mi lista de gastos que, por un lado me causan mucha satisfacción, pero por otro son un golpe a mi bolsillo: la tan esperada y necesaria atención dental, y la compra de un auto.

Así es, finalmente, a mis 43 años, estoy comprando mi primer carro. Y no es cualquier carro, es el coche de mis sueños, un Suzuki Ignis. Decidí aceptar un crédito de mi banco para comprar el coche y todo se dio de tal forma que pude optar por el coche que yo quería. No termino de dar gracias a Dios por permitirme la capacidad para aceptar este crédito y hacerme, por fin, de mi carrito, hasta en el color que yo quise (aún cuando el vendedor de la agencia me dijo que ese color era complicado).

Mi empresa consiguió un nuevo cliente enfocado en procesos de negocio y consultoría financiera, de forma que puedo involucrarme más en este proyecto. Confío en que será el primero de varios clientes para este año y que la agencia sea redituable.

Termino mayo con la lectura a medias de "El conde de Montecristo", con el inicio de la saga de Dark Phoenix y con otros tres libros sobre mi mesita de noche.

Ha sido un buen mes. Algo estresante por decisiones financieras que me tendrán algo corta de dinero los dos próximos meses, pero con la satisfacción de saber que estoy atendiendo dos temas cruciales para mí, que tenía en lista de espera desde hace años.

Gracias a Dios, pues todo lo que tengo proviene de él.

Tuesday, April 30, 2019

Un año de luto

Amanecí bien esta mañana. De buen ánimo. Pensé que podría pasar el día así, pero me equivoqué. 

Conforme avanzó el día no pude apartar de mi pensamiento la idea de que justo hoy, hace un año, te fuiste, mamá.

Con la tarde los sentimientos se hicieron más fuertes y ya no pude evitar sentirme triste.

Sí, ya nos hemos acostumbrado a tu ausencia, pero sigues haciendo falta. Te extraño mamá. Hay muchas cosas que me recuerdan a ti, casi todos los días. A veces te recuerdo con alegría, otras con nostalgia. Pero hoy me dueles...

A esta hora estabas en el hospital, por entrar a esa cirugía de la que ya no saliste con vida. El día de tu cumpleaños fue el último día que te vi, y ya no volveré a verte. No en esta vida, no en este mundo. Quién sabe cuándo.

Gracias por todo lo que nos diste, lo que nos enseñaste y lo que hiciste por nosotros. Por todo eso que no entendimos hasta después de tu partida.

Te amo mamita.

Monday, April 22, 2019

Al fin descanso

Llego casi a fin del cuarto mes de este año cansada. Como esos autos de Fórmula 1 que llegan a los pits a cambiar neumáticos justo a tiempo, antes de que se les revienten. Así me siento. Ansiaba con tantas ganas estos días y finalmente pude liberarme de pendientes de trabajo. Respiro tranquila, después de levantarme a las 8 de la mañana (y no pude más tarde porque mi perra me pidió que la dejara salir a hacer pipí), sabiendo que en verdad puedo sacudirme el estrés de la cabeza.

Tengo las uñas pintadas y la tarjeta en la mano para pagar las reservas de hotel donde espero ya estar mañana en la noche. ¡Ya me urge salir de la ciudad! Descansar, ver otros parajes, ir a la reserva animal y comer toda la deliciosa comida poblana.

Tal vez, por ser vacaciones de trabajo, tenga más tiempo para escribir algunas líneas por aquí. Tengo varios temas revoloteando en mi cabeza desde hace semanas, así que probablemente me dedique un rato para vertir algo en estos días.

Pero si no... ¡estoy de vacaciones! Ya nos estaremos leyendo después, cuando regrese con la pila recargada :)

Monday, April 08, 2019

Flores hasta el cielo

Hoy cumplirías 65 años mami.

Pero te fuiste hace casi un año, tu cuerpo sufriendo dolores indescriptibles e inhumanos.

Hoy eres libre, y estoy segura que duermes en paz al cobijo de nuestro Dios, ese Dios que buscaste toda tu vida y que nos enseñaste a amar. Él te tiene en sus brazos de amor y ahora, con un cuerpo nuevo, percibes más allá de lo que nuestros ojos y nuestros limitados sentidos humanos alcanzan a percibir. Te imagino extasiada ante las maravillas del universo, llena del Espíritu de Dios, con tanto que ver y que aprender que las cosas terrenales finalmente han dejado de ser una carga para ti.

Hace un año, todavía, estaba contigo...

Sabía que ese sería tu último cumpleaños. Lo que no sabía es que te irías tan solo unas semanas después.

Traté de ayudarte, de consentirte, de llevarte a los sitios que querías. Traté de que hicieras lo que querías hacer. Pero tu enfermedad maldita ya tenía control total de tu cuerpo y el sufrimiento que te encadenaba no te dejó disfrutar ni los tacos de carnitas, ni la playa, ni tu sopa del Vips, ni el pastel de Sanborn's que te llevé, ni la torta que te mandó Pao, ni las gorditas, ni los eclairs de El Globo que tanto te gustaban. Fue emocionalmente muy doloroso verte en esa situación; tanto así, que le pedí a Dios que te liberara de ese sufrimiento.

Y lo hizo. Muy rápido para mí, pero tal vez para ti esas últimas semanas fueron un infierno en ese cuerpo destruido. Sólo Dios sabe lo que aguantaste.

Hoy recibo este día con mi casa en orden, como me enseñaste, para que entre la bendición. Ayer finalmente vacié la última caja que tenía sin guardar, con cosas tuyas. Una vez más, tuve que decidir qué hacer con fotos, recuerdos y papeles que eran tuyos, tus esquemas del hotel que querías tener, tus recetas... Tuve que desechar algunas cosas, pero todo lo que conservé ya está archivado y en orden. Y con mi casa lista espero la bendición de Dios que acompaña el orden. Y recuerdo también esa última bendición especial que me diste, hace un año. Si hoy me va bien en la vida, es gracias a tus poderosas oraciones y tus bendiciones. Y te agradezco tanto por ello.

Y te extraño. Te extraño mucho mami. Con todo mi corazón.

Te mando un abrazo fuerte hasta el cielo, con flores y mariposas de todos colores, para que solo por hoy te acuerdes de los que dejaste aquí. Si Dios lo permite, mándame tu abrazo en el viento este día. Y si llueve, saldré a disfrutar de tus besos, recordando cómo nos dejabas salir a jugar bajo la lluvia, cómo nos enseñaste que estaba bien brincar en los charcos de vez en cuando y mojarnos hasta los huesos.

De verdad te extraño mucho mamá. Gracias por todo lo que nos enseñaste. Y gracias infinitas a Dios por permitirme ser tu hija y por conservarte entre nosotros tantos años, a costa de tu propia salud.

Te amo mami. Feliz no cumpleaños hasta el cielo...