Logré sacar adelante los primeros artículos de cobertura del evento en la siguiente semana, a pesar de la gripe que me dió después del viaje, y traía cierto ritmo, pero la tercera semana por alguna razón me ralenticé. Todo me costó más trabajo y estuve ansiosa.
Luego sumé a esa ansiedad dos rubros en mi lista de gastos que, por un lado me causan mucha satisfacción, pero por otro son un golpe a mi bolsillo: la tan esperada y necesaria atención dental, y la compra de un auto.
Así es, finalmente, a mis 43 años, estoy comprando mi primer carro. Y no es cualquier carro, es el coche de mis sueños, un Suzuki Ignis. Decidí aceptar un crédito de mi banco para comprar el coche y todo se dio de tal forma que pude optar por el coche que yo quería. No termino de dar gracias a Dios por permitirme la capacidad para aceptar este crédito y hacerme, por fin, de mi carrito, hasta en el color que yo quise (aún cuando el vendedor de la agencia me dijo que ese color era complicado).
Mi empresa consiguió un nuevo cliente enfocado en procesos de negocio y consultoría financiera, de forma que puedo involucrarme más en este proyecto. Confío en que será el primero de varios clientes para este año y que la agencia sea redituable.
Termino mayo con la lectura a medias de "El conde de Montecristo", con el inicio de la saga de Dark Phoenix y con otros tres libros sobre mi mesita de noche.
Ha sido un buen mes. Algo estresante por decisiones financieras que me tendrán algo corta de dinero los dos próximos meses, pero con la satisfacción de saber que estoy atendiendo dos temas cruciales para mí, que tenía en lista de espera desde hace años.
Gracias a Dios, pues todo lo que tengo proviene de él.
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