Gracias Señor porque me diste un año...
en que abrí a tu luz mis ojos ciegos.
Gracias porque la fragua de tus fuegos
templó en acero el corazón de estaño.
Gracias por el espina y la flor,
porque tu invierno maduró mi espiga
que el invierno guarece y atempera
y porque entre tus dones me bendiga,
compendio de tu amor,
la duradera felicidad de una mano amiga.
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