Me pirateé la idea de Cielo (
http://monigonica.blogspot.com/), aunque ella se enfocó a los consejos sexuales. Pensando en osos o cosas que me han hecho abochornarme, me vinieron a la mente mil y un citas o pseudo citas, así que decidí publicar algunos consejos sobre los "
not-to-do-things" de los hombres cuando están con una niña, ya sea que les guste o no.
1. El gandallaAsí, tipo la lectura de las tarjetas de lotería, así léanlo:
Eeeeel gandallaaaa. Estaba yo en una fiesta, bailando como salero -pa' variar y no perder la costumbre. Me la pasaba entre un grupo de primas y haciendo el mal tercio con mi bro (el terapeuta generoso) y su novia. En una de esas, se armó la bulla, todo mundo empezó a bailar en bola y al final las personas se empezaron a retirar a sus mesas. A mi lado quedó un chavito con cara de querer seguir bailando, así que, con toda la intención de bailar con él (pero sólo eso), me le acerqué. Está bien, reconozco que no sé cómo invitar a alguien que no conozco, así que le dije algo así como: "¿Te quedaste sin pareja? Yo también..."
El muy ojete me respondió:
"a veces pasa".
¡Jijo de su! Lo único que yo quería era bailar, y aunque yo no le haya gustado no tenía por qué ser grosero. Podría haber respondido un "gracias, pero ahorita no quiero bailar", o "estoy esperando a alguien" o
whatever.
2. Pero ayúdame un poquito, ¿no?Dispuesta estaba yo a dejar mi actitud infantil -que ya les platiqué en un post anterior- así que decidí aprovechar una oportunidad y no dejarla ir, para no quedarme con el "si hubiera..."
Así pues, hace poco conocí a un venezolano encantador
(yaaaa, me encantan los sudamericanos, ¿qué puedo hacer?) y al final del día de conferencias lo busqué. Era obvio que mi intención era, de menos, plantarle un buen beso, pero no me atrevía. Con todo, él se portó muy lindo. Cuando me notaba nerviosa cambiaba el tema o me preguntaba algo, y ello me hizo sentir bien, como que no estaba yo ahí haciendo el ridículo mientras él esperaba dignamente a ver a qué hora me le lanzaba. Al final, no me atreví, pero entonces él tomó la iniciativa...
Me hubiera gustado que lo hiciera antes, porque para cuando lo hizo yo ya tenía que irme, pero bue... al menos no me dejó morir sola en el intento, y valió la pena
;)3. Cambio de planesÉste es de mis favoritos porque me ha pasado un par de veces. Una me quedé de ver con un amigo en Coyoacán, por la tarde-noche. Así que me fui vestida pa' la ocasión. Pero, ¡oh sorpresa! La charla se puso bien y de ahí me invitó seguirla un rato, escuchando jazz. Al menos me llevó a casa para cambiarme (iba hasta peinada de colitas, jajajajaja).
Cuando no pude hacer nada y sí me sentí bien incómoda fue un día que me quedé de ver con un amigo para ir al cine. Osea, me fui de jeans. Como no había ninguna función de mi agrado, me sugirió ir a tomar algo. Accedí pensando en ir a la Condesa o a Coyoacán. Noooo. Me llevó al bar del Bellini, lo cual agradecí y me halagó, pero imagínense la escena: yo llegando a un exclusivo bar, vestida de pantalón de mezclilla y tenis... ¡Oooooops!
Señores, si se les ocurre cambiar planes piensen en un lugar donde ella se sentiría a gusto, o al menos pregúntenle qué opina ella al respecto.
4. El mudoVolvemos con la cantaleta de la lotería:
eeeel mudoooo. Osea, invitan a salir a una chava ¿y no se les ocurre decir nada? Si de plano son tan parcos, como dice el burro de
Shrek: pregúuuuuuuuuntenle algo, háganla hablar, critiquen a los de la mesa de al lado... ¡algo! Pero no se queden callados pensando en la inmortalidad del cangrejo. Habemos algunas mujeres que no sabemos interpretar los silencios y nos hacemos toooooda una historia sobre lo que pueden estar pensando en ese momento, incluyendo si no están a gusto con nosotras.
:(5. ¿Qué hago aquí?Ésta me la aplicó el colombiano, más de una vez. Así me sentía con él, a pesar de lo mucho que me gustaba el canijo. De pronto se iba a ver la tele y yo me quedaba en la sala, pero ni me decía nada. Así nomás, se iba. Otro día se puso a ver una novela (¡Por Dios! ¡y a mí que no me gustan!) y a jugar con su computadora, mientras yo estaba sentada a su lado, sin saber qué hacer o qué decir.
Tantas señales y yo tan estúpidamente ciega, me cae... (es que lo quise mucho... ni hablar) El punto es: si están con una chava y se les ocurre hacer algo, invítenla a participar o mándenla de vuelta a su casita. Nada justifica que la dejen ahí colgada y es una actitud extremadamente grosera. Las mujeres tendremos nuestro sexto sentido pero no es suficiente para leerles la mente
-quesque dicen que son muy simples... ¡JA!
Seguro que ya me acordaré de otras, pero si alguien quiere poner de su cosecha, ¡venga! Unas lecciones de comportamiento a nadie caen mal.