El viernes pasado me tocó presenciar un accidente en el que un carro se llevó a un motociclista. Afortunadamente, al parecer, fue leve. El del carro se dió a la fuga y el motociclista quedó en el piso mientras alguien se acercó a ayudarlo. Ví que se levantó y que era tal vez más el coraje y el susto que el daño real. Pero entonces sucedió...
Por un momento, un momento solamente, mientras se incorporaba el motociclista, lo ví a él. No pude evitar pensar en Jorge y su moto. Solo por unos segundos me pareció verlo a él, incorporándose lentamente tras el accidente. Espero de todo corazón que esté bien y que Dios lo cuide y lo bendiga donde quiera que esté.
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