Tuesday, September 18, 2007

¡Libre!

Pues aún no estoy del todo segura si debo estar feliz o debiera empezar a preocuparme. La cosa es que el viernes pasado fue mi último día en la empresa donde trabajaba.
No había ya publicado nada recientemente pues no me sentía de ánimos para ello. De pronto, un buen día me percaté de que me generaba más angustia quedarme en ese empleo que perderlo aún sin tener nada seguro.
La idea que me vendieron cuando acepté el trabajo se distorsionó velozmente y con sólo cinco meses en la empresa me dí cuenta que terminé involucrada en cosas que ni se me dan, ni me gustan, como las ventas, mientras que las habilidades que tengo, por las que supuestamente me contrataron, pasaron a un segundo plano, no eran prioritarias ni importantes.
Me ví inmersa en un proceso de entregar resultados inmediatos sobre proyectos que en mi vida había manejado, que requerían de un tiempo de entrenamiento, de aprendizaje, de desarrollo de ciertas habilidades. No es que no pudiera aprenderlas, es que no es lógico esperar que esas habilidades se adquieran de la noche a la mañana.
Terminé siendo responsable de actividades críticas y urgentes de las que no tengo experiencia ni conocimientos, sintiéndome todo el tiempo incompetente y frustrada por no poder alcanzar los resultados. Mientras tanto, aquéllas capacidades y habilidades que sí podían generar resultados inmediatos estaban siendo relegadas... en vez de sentirme un jugador A me sentía un jugador B, tirándole a C.
También es cierto que soy muy dura conmigo misma, pero cuando me dí cuenta del giro que habían tomado las cosas tuve que amarrar mi orgullo y mi necedad del "sí se puede, ¿cómo de que no?" Tuve que reconocer que dadas las circunstancias, no podría yo dar el ancho. O ellos me daban más tiempo para aprender (digo, apenas el viernes cumplí 5 meses ahí), o algo cambiaba... ninguno de los dos escenarios era viable.
Lo que procedía era decisión mía: emperrarme y echarle todas las ganas del mundo, o buscar algo que me hiciera sentir realizada y feliz. Porque, ¿la verdad? al final la sola idea de tener que ir a trabajar me oprimía fuertemente el corazón.
Todo se fue sumando: los tiempos, las distancias, las frustraciones laborales, el no ver a mi hija, los gastos que implicaba el estar tanto tiempo allá, la forma en que todo esto me afectaba y el carácter que tenía... al final, no valía la pena.
Le perdí el gusto, le perdí el interés al proyecto y me estaba costando el doble de trabajo sacar la chamba...
Con mucha pena tuve que admitir que no es lo mío y aún a sabiendas de no tener nada seguro, más allá de dos ofertas verbales de empleo de las que no había ni empezado el proceso de ver qué onda, el día 2 presenté mi renuncia.
Yo toda mona calculé tiempos de entrega y le dije a mi jefe que me quedaba hasta el 30, pero ya ven cómo es esto de las chambas, y el viernes me dieron las gracias.
Obvio, no terminé de entregar todo, pero si ellos así lo decidieron, es su rollo. ¡Claro! Ahora dirán que no les entregué a tiempo. Efectivamente, mi intención era dejar la chamba como es debido, pero me cambiaron la jugada.
Triste por no haber cumplido un reto. Frustrada. Molesta por cómo se dieron las cosas. Pero tranquila, de verdad. Así festejé con mi familia el día de la Independencia... el día en que finalmente yo también pude sentirme libre...
Pero bueno... ahora volvamos a la realidad. Ando buscando chamba, si alguien sabe de algo donde pueda desarrollar y explotar mis habilidades como comunicóloga, se los agradeceré.
Pero, por favor, ¡nada de ventas! Pls, pls, pls... eso sí que nomás no.

3 comments:

Anonymous said...

Que mala onda que cambiaron la jugada. Eso no está padre y contribuye a la mala fama que tienen los vendedores, porque a final de cuentas, como dijiste, te "vendieron" otra cosa. Desafortunadamente no soy del área de comunicación, y no te puedo dar algún contacto. Como sea, acuérdate que mié, jue y viernes está el evento de (aquí va el nombre de la empresota de análisis) y muy probablemente ahí puedas retomar contactos.
Tú tranquila.
El C. de O.

Anonymous said...

Hola amiga. Entiendo tus sentimientos encontrados de libertad, frustración y preocupación a la vez. Ya me pasado por todos esos estados de ánimo, cada uno de ida y vuelta varias veces. Ha pasado ya mucho tiempo y aunque la situación no se ha compuesto del todo, estoy haciendo lo que me gusta hacer, no lo que me dicen que haga. Mal de muchos... (ja, ja, ja). Me gustaría que me mandaras tu CV y lo circulo entre mis conocidos. Si hubiera cambio de ciudad, ¿sería para tí una posibilidad? No es que sepa de algo, pero si me lo preguntan... Un fuerte abrazo. GW

Even Better said...

ZAS! Es una epidemia!! Lo único que te puedo decir es: BIEN HECHO! Salirte de un trabajo que no te hace feliz es de las mejores decisiones de la vida.

cielo2400@gmail.com envíame tu currículum