Sunday, December 30, 2007

2007: Como en montaña rusa

¡Vaya! Si alguien me hubiera dicho hace un año que éste sería un año de sube y baja, de ir y venir y de sentir un vértigo profundo que te provoca náuseas, tal vez habría dicho: 'paso'. Sin embargo, creo que todos tenemos nuestras altas y nuestras bajas, y los momentos duros son en los que se demuestra de lo que estamos hechos, además de que nos ayudan a reenfocar nuestras energías, a redimensionar lo que estamos haciendo y si vamos por buen camino.
Para mí ha sido un año de muchos cambios, de muchas ilusiones y decepciones, tanto en lo personal como en lo profesional; pero también hubo cosas buenas, y me quedo con ello. Tengo un separador de libros que dice: "El aprendizaje más caro, pero más útil para nuestras vidas es el sufrimiento". Y bueno, no voy a decir que me la pasé sufriendo todo el año, porque en realidad no he sufrido. He tenido problemas, motivos para estar preocupada o triste, pero gracias a Dios estoy muy lejos de saber lo que es sufrir de verdad.
Después de ver -por tercera ocasión este año- una presentación de esas que te envían sobre los conflictos en Africa y Asia, y la pobreza extrema de la gente del lugar, no me atrevo ya a decir ni por asomo que sufrí... ni un poquito.
Tengo casa, ropa, comida, luz, gas, drenaje, televisión, computadora... tengo trabajo, tengo familia y amigos, gente que me quiere y se preocupa por mí. He tenido muy buenos empleos. Amo. Sé lo que es amar y ser amada, y Dios me ha dado un corazón capaz de amar intensamente y volver a amar después de cada rompimiento. Tengo talentos y habilidades, no tengo ninguna discapacidad y encima me fue concedida gracia física y de carácter. Soy rica :)
¿Que de pronto me deprimo porque el último hombre del que me enamoré no me correspondió igual? Ni hablar, no seré la primera ni la última, y a la final me queda el haber vivido la experiencia, el viaje y los recuerdos... Tanta gente en este mundo vive y muere sin haber amado nunca, y yo he tenido la oportunidad de sentir con intensidad. Gracias a Dios :)
¿Que a veces me preocupo por mi familia? No es nada extraordinario... hay familias con enfermos graves, en estado terminal, y sin plata para cubrir los gastos o pagar los medicamentos. Mal que bien, desempleados y todo, salud, techo, ropa y comida no nos falta. Gracias a Dios :)
¿Que últimamente me quedo despierta pensando cómo cubrir ciertos gastos inesperados o dilucidando cómo llegar hasta el siguiente cheque? Al menos tengo la tranquilidad de que estoy trabajando y cada X tiempo me llegará un pago... hay gente que lleva meses o años desempleada y sin posibilidad de percibir ingresos. Chamba no me ha faltado y, por ende, la plata sigue llegando a esta casa, aunque a veces no llegue en las fechas que yo quisiera. Gracias a Dios :)
Tengo una hija enorme que goza de salud e inteligencia, que a veces me agobia y es mi principal motivo de preocupación, pero está completamente sana, no tiene discapacidad alguna y tiene un potencial enorme. Gracias a Dios :)
Éste fue un año difícil, sí. Pero, por lo mismo, un año de mucho, muchísimo aprendizaje. De verme con lupa y reconocer -a mi pesar- mis más grandes fallas y vulnerabilidades. De dimensionar en dónde estoy y todo lo que me falta por hacer. De reconocer en qué he fallado y a quiénes :S Se dice que 'si pierdes, no debes perder la lección'. Pues bien, 2007 para mí fue un año de lecciones para mi ego, para mi corazón, para mi fe, mis finanzas, mis prioridades y mis relaciones.
Si a alguien le hice daño en el camino, lo lamento mucho, en ningún momento ha sido intencional. Y mi principal objetivo para iniciar 2008 es ponerme a cuentas en todos los aspectos posibles de mi vida.
Cuando empecé, hace días, con un breve análisis de este año, yo lo único que quería era que terminara pronto... hoy no me queda ya ese sentimiento de agobio y doy gracias de corazón por todo lo que 2007 significó, por lo que pude aprender y por lo que representa, en términos de cimientos para los proyectos que deben afianzarse el año entrante.
Doy gracias a todos los que me han acompañado durante estos 12 meses y desde el fondo de mi corazón les deseo que sean bendecidos en su salud, en sus finanzas, en su familia y su trabajo, entendiendo siempre que no importa cuántos problemas tenemos, siempre hay alguien que está en peores condiciones y, en una de esas, nos toca a nosotros hacer algo por ellos.
Gracias a Dios por su gracia y su bendición cada día de mi vida.
Desde donde estoy, y hasta donde quiera que se encuentren, les envío un fuerte abrazo y mis mejores deseos, con todo cariño.

¡Feliz Año Nuevo!

Tuesday, December 18, 2007

Soberbia

¡Vaya que me costó trabajo llegar a este último post! Y es que, la verdad, se requiere de mucha humildad para escribir sobre qué tan soberbio u orgulloso es uno en realidad.
Tal vez de alguna manera pueda dar la imagen de humildad, pero lo cierto es que, mientras realizaba mi autoestudio para escribir sobre la forma en que este pecado capital me hace actuar, me dí cuenta de que soy muuuuuuy orgullosa, bastante vanidosa y, de cierto, poco humilde.
No se confundan. Tal vez me cohibe el reconocimiento público... pero claro que me gusta. ¿A qué periodista en sus cinco no le agrada ser elogiado por un buen artículo o su forma de escribir? Yo reconozco hoy que si lo que hace a un periodista es el nombre, pues yo quiero que el mío sea grande y que mucha gente lo escuche no sólo en México, sino en América Latina... ¿dónde queda la humildad con un ego así?
El diccionario Larousse define la soberbia como la estimación excesiva de sí mismo en menosprecio de los demás; que es altivo o arrogante.
Tanto el concepto de altivo, como el de arrogante, tienen la siguiente descripción: orgulloso, soberbio.
Veamos... el orgullo se define como el exceso de estimación propia, sentimiento elevado de la propia dignidad. Siempre he creído que cuando uno está seguro de sí mismo no tiene por qué adoptar una actitud prepotente, altiva... y creo (sólo creo) que en realidad no soy arrogante, es decir, no me veo como alguien con exceso de estimación propia, de ese tipo de ego o amor propio que pone los intereses propios por encima de los demás.
Sin embargo, sí tengo un sentimiento elevado de la dignidad, y aquí es donde la puerca torció el rabo. Me cuesta un trabajo enorme reconocer que no puedo yo sola, que necesito de los demás, que a veces necesito ayuda... es abrumadoramente humillante para mí pedir dinero prestado, por ejemplo... de verdad, me resulta casi vergonzoso y eso es un problema, dado que en estos meses, mientras se consolidan mis ingresos como periodista y traductora independiente, de pronto el flujo es incierto y variable, pero no así los gastos, y he debido recurrir a algunas amistades.
Sobra decir que domar el orgullo para acercarme a pedir el favor ha contribuido a mis lapsos depresivos en esta temporada... yo, que siempre fui quien ayudó a la familia como pude, que velaba por mis papás, que nunca le negaba nada a mi hija por falta de dinero, ahora estoy aprendiendo cómo es tragarte el orgullo tras chocar de frente contra el iceberg de la suerte.
De acuerdo con el diccionario, dignidad es la calidad de digno. A su vez, digno se aplica a quien merece algo, ya sea en sentido favorable o adverso. En estricto sentido, entonces, quien no puede acercarse humildemente con el vecino para pedirle un favor, es que en el fondo se siente merecedor de ello y no tendría por qué pedirlo... al menos, esa acepción aplica para mí... :P
¿Y dónde queda la vanidad en todo esto? A final de cuentas, como lo dije al principio de estos ensayos, la vanidad es el camino a muchos de los siete pecados capitales, así como otros grandes crímenes. Más allá del simple elogio de la belleza y un alto ego, la vanidad es el orgullo inspirado en un alto concepto de los propios méritos. Es decir: nos auto-adjudicamos un valor con base en lo que consideramos nuestros logros, y a partir de ahí establecemos un límite para nuestra dignidad y el comportamiento que debemos seguir, acorde a los estándares que concuerden con el nivel que nuestros méritos han alcanzado.
Voilá! He aquí mi talón de Aquiles, la razón de mi falta de sumisión y de mi rebeldía interna. Si tanto trabajo me ha costado llegar a donde estoy... ¿por qué carajos a estas alturas del partido tengo que recurrir a favores? ¡Si yo debería estar en otra posición!
Pero claro, no culpo a nadie de mis decisiones equivocadas y apechugo... y eso implica que me aguanto todas las consecuencias... y créanme, si me he tragado mi orgullo y he terminado haciendo trabajos que antes ni habría considerado, ha sido únicamente porque tengo que vestir y alimentar a mi pequeña. Si no, tal vez estaría yo en los pasos del Coronel que tan sabiamente describe García Márquez en su afamada novela: El coronel no tiene quién le escriba (una joya... léanla).
Para terminar: la virtud que se enfrenta a la soberbia es la humildad, que el diccionario define como la ausencia de orgullo; sumisión, docilidad.
La sumisión es la acción y efecto de someter o someterse; comportamiento amable y servicial. Mientras que la docilidad proviene de dócil: obediente, tranquilo, fácil de educar.
¡Sopas! De verdad, quien a estas alturas de la lectura siga creyendo que soy muy linda y afable, es porque en realidad no me conoce bien. Soy más terca que una mula. A pesar de que me gusta mucho aprender cosas nuevas, si algo no soy es fácil de educar... en cuanto percibo que alguien se acerca con intenciones de cambiarme me rebelo y empiezo a dar de coces y patadas.
Y debo reconocer que al final esta actitud permea para todas las áreas de mi vida (sentimental, familiar, profesional...) y, como entenderán, no me ha dejado buenos resultados. Aún hoy, de pronto me pregunto si mi trayectoria profesional podría ser más fructífera en una empresa pero simplemente no estoy dispuesta a cambiar lo que he venido haciendo hasta ahora...
Afortunadamente para mí, que soy creyente, Dios siempre ha estado conmigo y oportunidades de trabajo no me han faltado, todo lo contrario. Eso es bueno, muy bueno :)
¿Lo malo? Que sigo pensando que soy tan fregona que las oportunidades se me presentan a la vuelta de la esquina y corro el riesgo de ir desdeñando empleos y proyectos porque no me satisfacen, cuando hay tanta gente desempleada y con verdaderas ganas de trabajar...

Monday, December 10, 2007

Pereza

Pues como decía un amigo mío: tengo mucho que escribir sobre este tema, pero me da flojera... jejeje. Ha pasado mucho entre mi último post y éste, el penúltimo de los 7 pecados capitales. Tengo ideas de otras cosas que quiero escribir pero no quiero perder el hilo de estos ensayos, así que mejor termino lo que debo terminar.
La verdad es que me ha tomado tiempo escribir sobre la pereza porque es uno de mis grandes problemitas... sí hay callo que me pisen, jajajaja.
No soy precisamente la más activa, al menos no en todas las actividades que debiera, y últimamente me he dejado llevar mucho por un sentimiento de desidia hacia una serie de cosas que me está resultando en extremo nocivo.
Debo reconocer que esta desidia es resultado de mis cambios extremos de ánimo, que me llevan a terminar en episodios de depresión. No soy una mujer que vive deprimida, pero sí soy una mujer muy emocional y así como puedo disfrutar de los buenos momentos con todo, cuando las cosas no van tan bien me sigo hasta tocar fondo, como un péndulo... y últimamente he tenido motivos para pasarme de un extremo a otro vertiginosamente.
Créanme, ése es uno de los rasgos que me gustaría cambiar de mí, pero aún no sé cómo. Me siento desbalanceada y no me gusta esa sensación...
Por lo pronto, y entendiendo que la desidia es uno de los caminos a la pereza, me dí a la tarea de buscar su significado en el Larousse. Esto es lo que hallé:
Desidia: descuido, negligencia, dejadez
Negligencia: falta de cuidado, dejadez
Dejadez: pereza, abandono de uno mismo o de sus cosas

Y aquí está: la pereza es una forma de dejarse, y la dejadez es desidia. ¿Resultado? Me declaro culpable de este pecado...
El diccionario define la pereza como la falta de ganas de hacer algo; lentitud o descuido en las acciones o movimientos (uuuuy, vaya que sí soy culpable... no en todo, repito, pero en ciertas acciones...)
Desglosando los términos:
Desgano: falta de interés o indiferencia
Indiferencia: de indiferente: que no muestra o entraña interés o preferencia
Mmmmm... estos términos me parecen aún vagos. De pronto me parece que la pereza es simplemente resultado de la falta de interés, y eso entonces tiene más que ver con psicología que con fisiología. ¿Por qué, entonces, ligarla al concepto de flojera o hueva (güeva o weba, como gusten escribirlo)?
Veamos, de acuerdo con el Larousse, un flojo es una persona con poca fortaleza o vigor; poco activo o cuidadoso.
Continúo:
Flojear: flaquear, decaer
Flaquear: debilitarse, perder la fuerza
Decaer: perder fuerza física o moral
Interesante... éstos conceptos plantean a una persona que ha perdido los ánimos o la fortaleza física para realizar ciertas actividades. Esto suele suceder cuando uno está enfermo, deprimido, estresado, agotado por una actividad física extenuante, o desmoralizado ante circunstancias adversas.
Ninguno de estos términos define lo que conocemos como un huevón (güevón), es decir, aquél que se la pasa tirado sin hacer nada sólo por la comodidad de que otros hagan su tarea.
Así, pues, el concepto de pereza resulta en cierta forma indulgente, pues nadie está exento de sufrir alguna circunstancia que lo desmoralice o lo agote. Y más en un entorno como el actual, en el que el estrés y los problemas son el pan de cada día...
¿O será que acaso no tenemos chance de dejarnos llevar por un momento? A lo mejor ése es precisamente el punto: todos pasamos por momentos adversos, situaciones que nos golpean, cosas que nos llevan a sentirnos un poco blue en ocasiones. El problema, según los conceptos del diccionario, es dejarte, descuidarte...
Pienso en las mujeres que engordan durante el embarazo y les cuesta perder peso tras el parto, y se deprimen. Es normal, ¿no? Pero, ¿sigue siendo normal que después de 4 años sigan gordas y deprimidas? Más bien, entraron en un ciclo emotivo del que no pudieron salir y se dejaron.
¿Cuántas veces hemos escuchado la frase: "es que ya se dejó", como sinónimo de que se descuidó? Pienso en más ejemplos y me vienen muchos a la cabeza, pero seguro que ustedes también tendrán en mente más de uno.
So? Entristecerse, cansarse, deprimirse o sentirse agobiados está bien por un rato; es perfectamente humano y normal. La cosa es no dejarse ir, porque entonces sí, como se dice: se lo lleva a uno la tristeza...
¿Cuál es el antídoto? La virtud que se contrapone a la pereza es la diligencia, que el diccionario define como el cuidado en hacer una cosa; prontitud, prisa.
Es decir, una persona diligente es cuidadosa y activa, rápida.
Mmmmmmm... ok, ok... entiendo, pero, ¿cómo se pasa de la fase del desgano y el desinterés a la de ponerte las pilas? Si precisamente uno es objeto de la pereza por no sentir ánimo o fuerza para hacer las cosas, ¿de dónde saca uno la voluntad y la fortaleza? Como diría Eugenio Derbez: ¡que alguien me explique!
Pienso que una opción es iniciar nuevas actividades, refrescantes, que le pongan la sal y la pimienta a la vida de la persona en cuestión... pero, ¿cómo retomar la energía por lo que ya se empezó y los compromisos que se adquirieron? ¿Alguna sugerencia?