Sentí el golpe de los celos otra vez y confirmé lo que ya me sospechaba: ya es tarde para escapar de ésta.
La verdad ya lo veía venir, pero no creí que me doliera tanto. Como dice mi hermano, soy pronta para ilusionarme, y sin embargo soy lenta para reconocerlo. Pero este sentimiento me hace evidente lo que he querido negarme.
¿Cómo evadir la verdad cuando se siente esa opresión en el pecho que no deja respirar, que me sube por la garganta, quitándome el hambre, y llega, cual cuágulo desprendido del corazón, a mi cerebro, presionando mis venas y provocando una sensación de hinchazón craneal que me lleva casi a la migraña?
Trato de evadir los pensamientos y de concentrarme en algo productivo, pero me vuelven como oleadas furiosas que no me dejan llegar a playa serena.
Y a pesar de esta sensación ácida, debo casi agradecer a quien me hizo volver a sentir algo así, después de que llegué a creer que no volvería a experimentar celos. Reconozco que el golpe al ego me puede mucho, pero en esta ocasión no es sólo eso... en verdad me gusta el victimario en cuestión y lamento mucho que no sea bidireccional.
Ni hablar... me tocó perder otra vez... al menos ésta vez me quedo con la certeza de saber que puedo volver a subirme a la rueda de la fortuna, que volveré a sentir, y que en alguna vuelta me toparé con alguien que lo valore y con quien pueda andar un camino en conjunto en esta feria de la vida.
1 comment:
Los caminos de la vida... ;-)
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