El alma mucho más tranquila.
Empiezo a tener más orden en mi vida.
El cuerpo más ligero.
El corazón, como hostería europea, alberga viajeros. Algunos solo por un par de días, otros por semanas o meses... y un par de ellos hasta por años, en el recuerdo de la memoria.
La memoria, que se aferra a esos olores, texturas, sabores, aromas, calores, colores, formas, sonidos...
Siento que la etapa de relajación llega a su fin y estoy pronta a empezar con nuevos bríos lo que se presenta. Solo que esta vez, no lo haré sola.
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