2018 no fue un muy buen año para mí. Si han leído mi blog, lo sabrán.
Terminé el año enferma de influenza, bastante mal. Lo pasé solo con mi hija, pero cada quien en su cuarto para que ella no se enfermara. Mi marido se había adelantado al pueblo de su mamá para llevarla a pasar el año nuevo y entre que se le descompuso el coche, mi suegra enfermó de la garganta y no podía estar en contacto conmigo, se quedó por allá unos días.
Mentiría si les digo que aproveché el tiempo para pensar y reflexionar. Me sentía bastante mal. Apenas hoy puedo decir que ya me siento verdaderamente mejor, aún cuando cualquier actividad, por ligera que sea, me provoca respiración agitada y tos con flema.
Ya solo puedo decir que finalmente terminó el 2018.
Y como en la saga de Star Wars, empiezo este año con una nueva esperanza. Atrás ha quedado casi todo lo que me estresaba. Aún tengo un par de asuntos que resolver y tengo que atender varios temas de salud, míos y de mi hija, pero ya puedo concentrarme en eso.
Empecé el año enferma, pero medicada. Eran mis vacaciones, ¿saben? Yo esperaba hacer otras cosas estos días, pero tuve que pasarla en cama casi todo el tiempo, encerrada en casa hasta el aburrimiento. Si algo pude hacer fue coser bastante de la ropa que tenía acumulada, así que al final siento que hice algo productivo.
No tengo más que decir. Solo que de verdad espero que este año avance mejor de lo que terminó el anterior.
No comments:
Post a Comment