Cuando vio el noticiero no pudo creerlo... Ahí estaba él, parado en la cornisa de un alto edificio, amenazando con aventarse al vacío. Camila se quedó paralizada, ella había imaginado esa escena mil veces pero nunca creyó que pudiese convertirse en realidad. Tampoco imaginó nunca el temor que la invadió repentinamente: ¿cuál sería el desenlace? En su cabeza, ella tenía claro el final, pero en la realidad las posibilidades eran inmensamente distintas.
En fracción de segundos su mente regresó a los años en los que ella pasaba horas encerrada en el clóset de su habitación, creando historias en las que se comunicaba telepáticamente con otros seres que, al igual que ella, cayeron en este mundo por alguna equivocada razón y debían aprender a vivir entre los humanos, sintiendo siempre esa ausencia, ese vacío, esa falta de pertenencia.
En esos instantes de oscura soledad, Camila conoció a Mark, un joven que sentía algo extraño en su interior, como si por su sangre corriera una sustancia misteriosa que estuviera trabajando en su genética para transformarlo en algo distinto. También estaba Mariana, quien le confesaba una extraña e intensa atracción por el agua y la vida submarina. Mariana era capaz de bucear por largo tiempo sin necesidad de tanques de oxígeno... ella decía que su destino era ser una sirena y que tarde o temprano se convertiría en una, motivo por el cual pasaba tanto tiempo como podía en el mar, hasta que su familia se mudó a la ciudad.
La familia de Camila se preocupó por su fértil imaginación y después de terapias continuas ella dejó de aislarse en el clóset. Sin embargo, mantenía conversaciones mentales con Mariana, Mark y otros seres que ella consideraba engendros de su imaginación. Poco a poco, se fue aislando de estos seres... sobre todo cuando Mariana le confesó haber huido de su casa para ir a vivir al mar y Mark le dijo que finalmente su cuerpo estaba siendo modificado y que de la espalda le salían alas.
Mandó a volar a Mark y ahogó a Mariana en lo más profundo de su interior... y siguió su vida, hasta que una tarde miró extrañada las imágenes del televisor. Ahí, en lo alto de un conocido edificio, estaba Mark. Se veía mucho más hermoso de lo que ella lo hubiera imaginado jamás, con su tez morena, su cabello largo, lacio y oscuro, su torso limpio y torneado, y un par de enormes alas blancas, que brillaban con la luz del sol.
Camila supo que esa era la primera ocasión que él intentaría volar. En su imaginación, él siempre conseguía hacerlo; simplemente se elevaba graciosamente por sobre los edificios y se alejaba, hacia las nubes. Pero en la realidad, pensaba, sabría Dios si en verdad podría hacerlo. Un grito mudo quedó en su garganta al verlo saltar... no era como lo había pensando tantas y tantas veces... Mark cayó al vacío y a ella la invadió la angustia durante los brevísimos instantes que le tomó al camarógrafo seguir la figura en picada. De pronto, esas alas se extendieron y empezaron a agitarse, elevando a Mark por sobre los edificios, hacia las nubes...
Camila se quedó congelada viendo la repetición de esa escena en el noticiero, pero ya no escuchaba lo que decían los reporteros. Una sola idea le cruzaba la mente: si Mark era cierto, entonces lo que yo siento también.
Así, subió las escaleras del edificio de departamentos donde vivía hasta llegar a la azotea. Ahí, extendió sus brazos hacia el cielo y con toda la fe de la que era capaz se dejó elevar por la energía que contenía en su ser desde años atrás, desde siempre. Ella sólo sintió que se elevaba. Algunas vecinas que atestiguaron el hecho dijeron que la vieron desvanecerse entre los rayos del sol...
1 comment:
La moraleja sería: "Te cuidado con lo que sueñas, porque puede volverse realidad" o "nunca dejes de perseguir a tus sueños..." Saludos. JB
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