Wednesday, August 05, 2009

En carne propia


Esta semana he experimentado lo que significa la frase "en carne propia" de la manera más literal que puede haber...

Muchas veces escuché que las muelas del juicio duelen terriblemente, pero hasta ahora no lo sabía, porque las dos primeras ni me dolieron. Pero me está saliendo una que me ha tenido con unos dolores horribles, de esos que de pronto llegan a la garganta, suben hasta el oído y provocan dolor de cabeza.

Me duelen hasta los dientes de enfrente. En serio, los primeros días, antes de ir al dentista, no había Dolac ni Advil Max capaz de calmar mi dolor. El lunes el médico me recetó "una bomba", conformada por antibiótico, analgésico y un anti inflamatorio... y apenas así me es posible sobrellevar esto.

Me da tanto miedo comer que van dos días que me quedo con hambre. Nunca he sido capaz de llevar una dieta de manera voluntaria, pero prefiero sentir la tripa quejándose, que el dolor que me produce masticar aunque sea una tierna pechuga de pollo asada... Vamos, hasta beber agua me causa punzadas ocasionales que me recorren el espinazo. Nada que le desee a nadie, de verdad.
Lo bueno... (¿?)... si es que algo de bueno tiene sufrir una cirugía, es que mañana temprano me sacan la muela. Pero no canto victoria... falta el dolor de la cicatrización...
Y peor aún. El dentista me mandó a tomar una placa antes de la cirugía. Cuando me la entregaron, sentí un escalofrío.
La cuarta muela, la que aún no me sale, viene en camino... pero viene acostada y con toda la intención de empujar dientes cuando se le de la gana salir...
¡Auch, auch, y más auch!

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