Me digo que yo sabía vivir bien antes de reencontrarme con él. No me hacía falta entonces, no debiera hacerme falta ahora.
A veces, con las olas vienen los recuerdos, pero así como llegan se van también. Así se va y se pierde en el océano este incipiente sentimiento, abortado antes de nacer plenamente.
Y así... sigo mis días, viendo cómo cada vez se aleja más el recuerdo, la probabilidad y hasta el sentimiento...
Adiós, R
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