Es difícil adoptar una postura radical o tener opiniones sólidas en circunstancias como las que vive México hoy en día...
Me duele ver a mi país dividido entre el manejo de la información por parte de los medios, por un lado, y las redes sociales, por el otro. Si bien en cierta forma las redes sociales han permitido ver la otra cara de la moneda y conocer situaciones que antes eran francamente censuradas por el Gobierno, también es cierto que hay quienes han aprendido a manipular la información, publicando fotos y textos falseados, que son fácilmente difundidos por miles de personas que no verifican los datos.
Es difícil tomar postura, pues, ante circunstancias así.
En un México donde la izquierda busca a toda costa llegar al poder, sin importar si ello significa que se alíen con el partido ultraconservador de extrema derecha; incongruencias a la orden del día.
Un México en el que la nota del día, de la semana, la hace un equipo mediocre de fútbol que jugó terriblemente el partido contra un rival que sí buscaba la clasificación, pero en el cual medio pueblo tenía puesta la esperanza de ver un "mejor México".
Un país en donde los criminales son defendidos por la Comisión de Derechos Humanos, donde los sindicatos de maestros provocan marchas y manifestaciones en la capital y otros estados, pero cuando la policía entra en acción y se genera un enfrentamiento, se habla de represión.
Un país del cual Salvador Dalí se expresó como "más surrealista que él mismo"; donde la religión lleva las riendas del comportamiento general pero Dios es la figura menos importante de toda la estructura religiosa cultural; donde se exige que el Presidente de la Nación renuncie pero se toleran los funcionarios, los alcaldes y gobernadores corruptos e ineficientes; donde se pone en tela de juicio toda la información que se transmite por los medios de comunicación tradicionales, aunque demuestren que están llevando a cabo una investigación veraz, mientras que se acepta como cierta la información difundida en redes sociales, la cual muchas veces no es verídica.
Un país en donde una situación que atenta contra los derechos humanos de las personas polariza las opiniones de la gente, pues divididos entre opiniones, ideologías, corrientes políticas e intereses económicos para algunos es difícil entender la causa de fondo de algunos conflictos que llevan a la gente a manifestarse, aún cuando ello implique afectar a muchos otros y no al Gobierno.
Un país donde es difícil reconocer hasta qué punto se llevó a cabo una sanguinaria represión hacia un grupo de civiles, y hasta qué punto se trató de un enfrentamiento abierto entre grupos armados y elementos de la policía federal, con sus consecuentes bajas.
No se puede mantener una postura en contra de los intereses politizados de los pseudo maestros de la CNTE sin sentir una congoja sincera por todos aquellos que perdieron la vida, desaparecieron o quedaron heridos.
No se puede estar 100% a favor del Estado cuando ves muestras de corrupción y abuso de la fuerza en diversos estados del país.
Pero tampoco se puede apoyar a grupos del pueblo que pretenden conservar una postura política populista y paternalista, donde con solo estirar la mano "papá Gobierno" atiende sus necesidades.
México ya no puede tolerar más injusticias. De ninguna clase.
No podemos tolerar más muertes, desapariciones, torturas, corrupción e impunidades. No podemos tolerar más promesas políticas huecas. No podemos tolerar que se destinen cantidades millonarias de fondos a un deporte mediocre mientras que miles de atletas de alto desempeño se esfuerzan para destacar por su cuenta. No podemos tolerar más juegos políticos donde los funcionarios sólo cambian de un partido a otro para seguir comiendo del erario, sin aportar nada a la sociedad. No podemos tolerar una izquierda que promete demasiado a la gente pobre y esperanzada, ansiosa de que le resuelvan sus problemas en un tris. No podemos tolerar divisiones entre el pueblo. No podemos tolerar seguir mailnformados, o recibir información tergiversada por cualquiera que sea la fuente de nuestra preferencia. No podemos tampoco cerrar los ojos a lo que está pasando, y cegarnos indolentemente mientras la gente muere y lucha por mejores condiciones. No podemos negar que ambas partes tienen razón, y que también están equivocadas en cierta forma. No podemos tomar partido y mantener esa postura de manera inflexible, sin considerar el resto de los elementos en todo el escenario... y no podemos ir de un lado a otro sin hacernos una opinión.
A mí no me gusta ver ni leer malas noticias. El mundo en general está podrido. Niños mueren de hambre en todos lados. Gente tortura y mata animales solo porque sí. Los asesinatos están a la orden del día, cada vez más violentos... No se puede vivir tranquila con tantas malas noticias en la cabeza.
Pero no se puede hacer oídos sordos al caos y la crisis que apremia a la sociedad mexicana, que clama por una reforma política profunda y busca esperanzada la solución en una izquierda falsa de discurso populista. No puedo fingir que no creo que el conflicto de Oaxaca sea de proporciones mayores de las que reporta el Gobierno. Y no puedo negar que el hartazgo generalizado está destapando cientos de cloacas políticas y que la porquería se sale y alcanza a quienes están cerca.
México está en crisis. Importantes entidades del país viven en caos. Y el Gobierno actual no ha podido tapar todos los huecos ni apagar todos los fuegos; el país se le está saliendo de control y la política es como un "Juego de Tronos" en donde unos defienden el poder con garras y dientes, mientras que otros intentan por todos los medios derrocar a quienes se sientan en la silla presidencial. Juegan a quitar a un partido del poder mientras desatienden las peticiones de un pueblo hambriento, enfermo, pobre y desesperado.
Y este panorama hace creer a muchos que finalmente está llegando el momento en que la sociedad gane poder y cambie el escenario político actual, derrocando al Gobierno opresor y garantizando beneficios y derechos en un futuro brillante para el pueblo.
Yo, tristemente, no lo veo así. Creo que simplemente cambiará el orden de las piezas, como en un juego de ajedrez, donde los peones son sacrificables y los reinados se turnan e intercambian, dependiendo de la agudeza mental de los estrategas en turno.
Sí, ya sé, esto es patético. Y habla de una total falta de fe de mi parte. Pero mi fe no está puesta en los humanos. Somos un asco. Y no, en verdad no creo que un cambio de Gobierno por un partido político distinto cambie de raíz la problemática del país. Sólo la manejarán de otra forma, la maquillarán, esconderán o acallarán las voces con tarjetas de despensa...
Pero, como en muchas otras ocasiones lo he dicho, espero estar equivocada. De verdad.
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