Sunday, June 06, 2010

La espera, parte 2

*** Los preparativos ***

Nikita despertó muy temprano, ansiosa por que amaneciera para ver a Ramón. Se levantó cuando apenas clareaba y caminó hacia la casa principal. Había luces en la cocina porque ya los empleados se habían levantado a preparar todo para el festejo y el ambiente se llenaba del olor a café recién preparado.

En cuanto entró, la cocinera la saludó: "¡Buen día, Nikita! ¡Qué madrugadora! Tienes ganas de ver al joven Ramón, ¿verdad? Pero anda, desayuna algo primero" y mientras decía esto le extendía un plato con un poco de guiso de la noche anterior y un pedazo de pan. Nikita comió con prisa... pero no era tanto por hambre sino por la ansiedad de terminar pronto y estar lista en la sala, esperando a que se levantara su amigo.

Pronto estuvo lista y fue a echarse en la colchoneta de la sala, justo donde Ramón y ella solían quedarse dormidos mientras veían saltar las chispas de la chimenea cuando hacía frío por las noches.

Pasaron las horas y la casa se llenó de gente que iba y venía por las habitaciones, acomodando la decoración para la fiesta, llevando los ingredientes necesarios para la comida, colocando las mesas en el patio, organizando las sillas, preparando el sonido... todo era movimiento... pero Ramón aún no se levantaba. Cada vez que escuchaba pasos en las escaleras Nikita miraba ansiosa, aún cuando reconociera que ésos no eran los pasos de Ramón.

Finalmente bajó el señor. La miró y le dijo: "Ya estás ahí. Ramón apenas se levantó y no está listo para bajar. Ven, acompáname a caminar."

Nikita tenía más ánimos de quedarse que de salir, pero no podía desobedecer al patrón, así que fue tras él. En el camino, sin embargo, no hubo más palabras. Fue solo un paseo en el que ambos se acompañaban, sumidos en sus propios pensamientos. Llegaron hasta la charca que se formaba por un brazo del arroyo. Nikita vio las ranas y pensó que había suficientes para jugar con Ramón.

Después caminaron hacia los establos, donde el señor revisó los caballos, las mulas y una cabrita que tenían. El capataz le dió un poco de leche de cabra recién ordeñada y hervida. Luego le extendió un poco de café de la olla y el señor preparó entonces una taza humeante de café con leche... agradeció al capataz y salió de los establos, con rumbo al huerto. Ahí revisó los árboles, el maíz, las hortalizas...

Nikita estaba inquieta y ansiosa por regresar. A juzgar por el sol, ya eran más de las diez. Finalmente el hambre hizo de las suyas y el patrón le dijo: "Vamos Nikita, de regreso a casa".

Ella caminó ahora delante de él... casi corriendo. A ratos tenía que sentarse a esperarlo, pues ella iba más rápido, pero no podía dejarlo atrás. Así que esperó pacientemente y trató de ir a su paso. Al llegar a la casa el señor entró directo al comedor. Nikita sabía que no podía entrar ahí, así que se metió por la cocina y desde ahí asomó su nariz...

Alcanzó a ver a su amigo almorzando con sus papás y su corazón brincó de la emoción. Ya estaba levantando y arreglado. Se veía muy guapo. Seguramente que en cuanto terminara la buscaría y saldrían a jugar. Buscó agua, pues tenía mucha sed por el calor y la caminata. Después, salió y se sentó en las escaleras de entrada a la casa, desde donde se podía ver casi todo el rancho. Se sentía feliz... faltaba poco para estar con Ramón otra vez.

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