Pero, por otro lado, logré descansar bastante estos días. Me hacía mucha falta. Tal vez me equivoque, pero creo que en ninguno de mis anteriores empleos me habían hecho tanta falta unas vacaciones. Quisiera haber descansado más días, pero estoy lista para regresar a las tareas de oficina... y a las llamadas, los reportes, las notas, las traducciones y todo lo que se presente en este nuevo año.
El 2015 fue un año de altibajos espirituales, pero de muchas bendiciones. Agradezco a Dios por haber extendido su misericordia hacia mí y hacia mi casa, porque nunca nos faltó alimento, ni vestido ni servicios, a pesar de nuestras crisis de fe, de mi desobediencia, de la rebeldía de mi hija y de las dudas razonables, Su mano protectora estuvo siempre sobre nosotras y le agradezco infinitamente por Su amor y su gracia en nuestras vidas.
El día de hoy fui a la iglesia y llevé a Vale, aunque a regañadientes, para agradecer por el año que terminó y pedir por el año que inicia, para poner delante de Dios este 2016 y pedirle que no nos desampare y que siga extendiendo su misericordia y protección durante todo este año.
Me alegró que, pasada la crisis inicial, Valeria se fue con otros dos adolescentes y participó de las actividades que les asignó la pastora. No sé si quiera volver a ir el próximo domingo pero al menos empezamos bien el año.
Saliendo de la iglesia pasamos a cenar unos tacos con una amiga mía y su hija, y estuvimos platicando un rato después en mi casa. Fue una buena forma de cerrar las vacaciones y empezar el año. Además, me sirvió para desahogarme un poco de cómo me sentía en la mañana.
Ahora está todo en manos de Dios.
Esta semana empezaré el ayuno de cada año, pero en vez de ayunar carne este año evitaré carbohidratos de todo tipo (excepto la rosca de reyes y los pasteles por el cumpleaños de Valeria y el mío, aviso de una vez :P); será un ejercicio interesante, así que tal vez me anime a documentar mis experiencias en este blog.
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