Dicen que para hacerse un hábito hay que hacer algo durante 28 días. O dejar de hacerlo para quitarse un mal hábito. Pues bien, aún no cumplo los 28 días con carbohidratos reducidos pero ya siento los beneficios de haberle bajado al consumo de éstos.
Los días que como más carbohidratos -como ayer, que festejamos mi cumple y el de Vale- me siento inflada y pesada. Pero además he descubierto que ya no necesito comer tanto dulce, ni tanta masa, ni tanto pan ni tanta pasta. El postre de ayer lo compartí con mi novio y entre los dos no nos lo terminamos, cosa que antes no hubiera yo perdonado ni una migaja de pastelito, je.
Hoy termina el ayuno, pero seguiré comiendo pocos carbohidratos porque he visto y experimentado los beneficios de consumir menos azúcar y menos carbohidratos procesados. Me quedaré con los que vienen de manera natural en las frutas, pastas y panes integrales, y dejaré los procesados, como los pasteles, galletas y panes dulces, para comer esporádicamente.
Continuaré con un esquema alimenticio basado en ensaladas, vegetales, leguminosas y carnes, y complementaré con carbohidratos integrales lo más que pueda. Hoy, finalmente, veo que no es tan complicado como me parecía.
Sí se puede comer menos carbohidratos. Y el cuerpo termina por agradecerlo :)
PD: Al final sólo bajé tres kilos en estos 25 días, pero espero que al mantener la dieta baja en carbohidratos como un modo de vivir, la reducción de peso continúe, gradualmente.
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