Sunday, January 03, 2016

Bitácora de mis vacaciones. Día 6: Felices fiestas... y un disparo.

¡Muy feliz año nuevo! Ya es 2016. El año pasado se me pasó volando, pero a pesar de lo complicado que fue, puedo reconocer que estuvo lleno de bendiciones. Espero de todo corazón que el año que inicia sea también bendecido para quienes me leen y sus familias, que la economía no sea tan gris como la pintan y que quienes están desempleados o mal pagados, encuentren mejores oportunidades laborales.

Debí haber escrito este post desde anoche, para actualizar lo que pasó entre el jueves 31 de diciembre y el sábado 2 de enero, pero ocurrió algo justo al llegar a mi casa que me desanimó por completo... pero ya llegaré a eso, así que no me adelantaré.

Jueves 31 de diciembre. Salimos temprano hacia Mixquiahuala, Hidalgo. Sé que Vale no iba muy emocionada pero estaba bien, más que resignada iba tranquila. Llegamos a casa de mi suegra, nos acomodamos y me puse a preparar una ensalada de manzana y un postre que me enseñó mi mamá: carlota de moka. Delicioso :) Después nos reunimos a comer con la familia de César que ya había llegado, y luego ayudamos un poco en los preparativos del lugar. Finalmente nos fuimos a arreglar y hacia las 9 de la noche ya estábamos de vuelta en la casa donde sería el festejo.

Fue impresionante ver llegar y llegar a tanta familia; entre ancianos, adultos, adolescentes y niños calculo que éramos como 70 personas en el lugar. Tal vez 60, pero no menos. Una gran familia, y no sólo por la cantidad de gente, sino por la calidez de su trato, entre ellos y hacia quienes nos incorporamos para celebrar el año nuevo con ellos. Una gran cena, muy rica y variada; actividades divertidas... fue una buena fiesta. Incluso mi hija se divirtió, aún cuando al principio no quería socializar y le costó trabajo integrarse.

Viernes 1 de enero. Al día siguiente el recalentado, y apenas unas horas después, mientras terminábamos de empacar para el regreso, nos avisaron que ya estaba lista la carne para el asado. Hubo menos gente en la comida, pero igual se prolongó hasta tarde, así que decidimos quedarnos una noche más para que no nos cayera la noche en carretera. Luego nos invitaron a cenar unas enchiladas tradicionales del lugar, muy buenas. Así que el día terminó casi a las 11 de la noche. A esa hora, Valeria ya se había integrado bien con otros chavitos y algunos adultos, así que el día terminó bien, a pesar del incidente al medio día.

Sí, así es. Al medio día Vale hizo un gran berrinche. Resulta que la casa de mi suegra en Mixquiahuala está bastante descuidada, pues la usan solamente cuando van de visita al pueblo, generalmente para las reuniones familiares, que pueden ser unas cuatro a seis veces al año. Así que cuando llegamos no había gas, César tuvo que acomodar una bomba para subir agua a la cisterna para sacar agua y calentarla en cubetas con una resistencia o, para más rápido, bañarnos con el agua fría que salía de la regadera. Regadera que, por cierto, tenía óxido y sarro y se veía sucia y vieja. Pues bien, entre las hormonas de la adolescencia y el ciclo menstrual de mi hija, cuando vio la regadera se puso a llorar como si bañarse en una regadera vieja con agua fría fuera lo peor que le había pasado en la vida. Finalmente saqué agua del lavabo y le dejé un par de cubetas calentando con la resistencia. Afortunadamente, después de que se desahogó y se bañó, nos alcanzó para comer y estuvo de muy buen humor, platicando y jugando con otros chavos.

Sábado 2 de enero. Nos levantamos, guardamos todo y así, sin bañarnos, pasamos a despedirnos de la familia. Nos invitaron unos chilaquiles y buñuelos caseros para desayunar, y finalmente a las 11 salimos de regreso hacia México.

Nos fue bien en la carretera, casi sin tráfico, A la 1 pm estábamos llegando a Satélite, donde nos bañamos y nos preparamos para ir a Tlalnepantla a la comida de mis amigos. Todo estuvo muy bien. Comimos unas hamburguesas al carbón y César se integró bien con mis amigos. Cerca de las 7:30 pm empezamos a despedirnos. Yo ya quería llegar a mi casa y sentí que él estaba cansado por el viaje. O eso pensé yo...

El trayecto a casa fue silencioso, lo que me hizo pensar que en verdad estaba cansado. Pero había algo extraño en su actitud que me hizo pensar que más que cansado, estaba molesto por algo. No tenía idea de qué podría ser, después de haber pasado tres días juntos, con su familia y mis amigos, y todo parecía ir bien...

Pues sí. Estaba molesto, y yo nunca hubiera adivinado la razón.

Cuando llegamos a mi casa, después de subir las maletas, salí con él y le pregunté qué tenía. No me esperaba su respuesta. En verdad que me tomó por sorpresa y no supe cómo reaccionar en ese momento.

Según él, yo estuve intercambiando "miradas alegres" con otro de los invitados (que por más que lo pienso, no logro identificar a quién se refería... o_O) Mi primera reacción fue defenderme, pero luego me cayó el veinte de algo peor: el hecho de que él crea que yo sería capaz no solamente de coquetear con alguien más, sino que lo haría en sus narices, me deja en una posición muy desagradable.


Ese argumento, esa duda de su parte fue como un disparo directo al corazón, una cubetada de agua helada con todo y hielos, como un hoyo negro en mi interior. 

No fueron sus celos lo que más me molestaron, sino el hecho de que pensara que yo podría ser capaz de coquetear con alguien más frente a él, estando él sentado a mi lado, como si no me importara él, como si fuese yo de tales cascos ligeros que el hecho de tener a mi pareja al lado no fuese freno suficiente, como si lo que tenemos no fuera suficientemente serio y profundo como para que yo dé pauta o abra puertas para que alguien más me coquetee. Eso me hirió, de verdad me dolió.

Y me dolió en primera porque no es cierto, porque ni siquiera sé a quién se refiere cuando dice que estuve intercambiando miradas y sonrisas con alguien más, porque yo no coqueteé con nadie y no percibí que alguien presente estuviera coqueteando conmigo. O estuve yo muy ciega o él vio fantasmas donde no los hay...

Pero me dolió también porque si él cree que soy capaz de coquetear frente a él, ¿qué podrá pensar de mí cuando no estamos juntos? Si cree que soy capaz de hacer eso, entonces no está seguro de mí, ni me conoce como dice, y esa percepción suya me pone al nivel de una mujer que yo no soy.

Y me dolió porque me hace pensar que en reuniones o fiestas posteriores tendré que cuidar mucho mis actitudes; si volteo a ver a alguien más, aunque sea por simple curiosidad de algo que hizo o dijo ese hombre; si alguien dice o hace algo cómico y yo me río; si me ofrecen una papa o me piden permiso para pasar por donde yo estoy... siento como si de aquí en adelante tendré que cuidarme mucho de no hacer contacto visual y no sonreír, y eso me desagrada porque yo no soy así, y me lastima porque implica que mi novio no me tiene confianza y que piensa que una sonrisa cualquiera es un coqueteo franco y abierto, en su cara. 

Estoy dolida. Y se que él también se siente dolido, en medio de sus celos. Pero ¿cómo puedo hablar con él para que deje de estar molesto cuando yo misma estoy molesta por sus suposiciones y herida por lo que cree que hice?

No puedo creer que tres días tan buenos hayan terminado de esta forma...

Hoy es el séptimo día de mis vacaciones. Mañana volvemos al trabajo, la rutina y los pendientes. Al final, no cosí la ropa que tenía para coser, no leí y se me fue casi todo el tiempo en viajes. Pero creo que valió la pena. Descansé como era justo hacerlo. Y de no ser por cómo me siento ahorita, puedo decir que han sido unas muy buenas vacaciones.

Al final la vida es así, llena de altibajos. Ya veremos qué sucede mañana...

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