De malas. Muy de malas. De verdad que ni me toquen ese son porque reacciono mal.
No puedo entender por qué después de 15 días de limitarme de pastas, pasteles, azúcares, mazapanes, crema de cacahuate y otras muchas delicias que me encantan, no he bajado de peso. Si hiciera esto sólo por dieta seguro que de la frustración ya habría renunciado.
Mi hija, que empezó este esfuerzo conmigo (aunque no estoy segura de que ella lo haga por el ayuno sino por la dieta), ya ha visto cómo la ropa le queda más holgada, se ve más delgada, ya se le nota. Y eso que ella se ha dado el lujo de comer galletas, barritas de cereal y otras cositas que no son tan libres de carbohidratos.
Yo por mi parte puedo decir que me siento menos hinchada, pero la ropa me sigue quedando igual y la báscula no marca menos de los 2 kilos que ya bajé. Eso es todo. Estoy estancada :(
Seguiré con esto diez días más, hasta el 31, para terminar el ayuno. Trataré de agregar algo más de ejercicio y tomar más agua durante el día, pero no sé si eso me ayude mucho.
Terminando el ayuno de carbohidratos tendré que ir a ver a un nutriólogo porque, francamente, estoy desesperada. He reducido mucho mi consumo de grasas, almidones y ahora azúcares y carbohidratos; trato de beber agua lo más que puedo y procuro no ser sedentaria: camino todo lo que puedo y cada tercer día, al menos, hago una serie de abdominales. Pero no hay resultados.
Ya no sé si las píldoras tengan algo que ver con mi incapacidad para bajar de peso o si hay algo más que no funciona en mi metabolismo, pero lo cierto es que no ver resultados tangibles después de dos semanas, aunque sea de a poco, me entristece, me frustra y me pone de malas. Muy de malas...
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