Saturday, October 24, 2015

Internet de las cosas... o la antesala para Terminator Génesis

Acabo de ver "Terminator Genisys", la quinta entrega de la saga Terminator. Muy buena. Definitivamente hecha para los seguidores de la saga pues está plagada de referencias a las primeras tres películas; si no las han visto, probablemente no entiendan a detalle todo lo que sucede en este filme.


Tengo que decir algunas cosas que me vienen a la cabeza, pero seguramente haré varios spoilers de la película, así que si no la han visto y piensan hacerlo, tal vez les conviene no leer lo que escribiré... o léanlo, bajo su propio riesgo ;)

Para empezar, la trama obliga a estar atento a lo que sucede, porque además de que va hilando lo que pasa con la historia de la primera película y con el robot de mercurio de la segunda, hay que poner atención a los personajes que resurgen, a los brincos y las nuevas líneas de tiempo, y a cómo estas tangentes generan historias alternas.

Es interesante el planteamiento de que todos los cambios en la historia original van motivando a las máquinas a viajar cada vez más temprano en la historia, al punto de querer matar a Sarah Connor cuando era sólo una niña. A partir de ese momento, la historia que vemos ya no es la misma del primer filme; todo lo que vemos es una línea alterna: la misión de Kyle Reese ha cambiado, Sarah no es una mujer indefensa a la que hay que rescatar... y no está dispuesta a dejarse embarazar para convertirse en una madre-soltera-guerrera.

Nuevos sucesos inesperados introducen otros giros en el tiempo, modificando aún más la historia original, en donde la única constante es Arnold Schwarzenegger como el guardián de Sarah, con la programación intacta para protegerla a toda costa.

En un momento dado, regresan al punto decisivo de la tercera película, en donde deben detener a Skynet antes de que detone el Día del Juicio y elimine a la mitad de la población del mundo. Es aquí cuando se dan cuenta de que la creciente conectividad ha permeado el ambiente propicio para Skynet: Todo está conectado. Dispositivos electrónicos como celulares, tabletas, módems, ruteadores, electrodomésticos, anuncios espectaculares... todo se comunica por medio de lo que hoy conocemos como el Internet de las Cosas (Internet of Things, IoT) en una red cada vez más grande, más compleja, donde las fronteras se diluyen y donde todo lo que hacemos puede ser monitoreado y utilizado.

Yo escribo de esto. De eso se trata mi trabajo: dar a entender cómo es que todo lo que hacemos en línea, con cada uno de los dispositivos que se pueden conectar a internet, genera datos; y cómo estos datos que generamos pueden transmitirse -aún sin nuestro consentimiento- de un lugar a otro, cómo los anunciantes utilizan esta información para perfilarnos y ofrecernos publicidad que nos interese, pero también, cómo están expuestos nuestros datos personales a cualquiera que pueda hilar líneas de código adecuadas para obtener estos datos y usarlos para su beneficio.

Siempre que asisto a una conferencia sobre los avances en el internet de las cosas, la misma inquietud me asalta: ¿y dónde queda la privacidad en un mundo interconectado?

Se que la conectividad tiene sus beneficios. Los hogares inteligentes son una muestra de ello (y de pereza extrema, en mi opinión...). Como se aprecia en la imagen de abajo, un hogar conectado permite controlar la iluminación de las habitaciones, el sistema de alarmas, el acceso a internet desde la televisión, las persianas, el aire acondicionado, y yendo un poco más lejos, la cafetera y el inventario del refrigerador. 


Yo considero que, a menos que padezcas alguna discapacidad, tener toda tu casa conectada es demasiado. Sin embargo, los ejecutivos de alto nivel pueden requerir no solamente estas ventajas de conectividad en su casa, sino también en su empresa. Y pueden necesitar acceso a los datos conectados entre su casa y su empresa... y su coche, y el avión, y el barco. Y de ahí pasamos a otro concepto, más amplio aún: el Internet de Todo (Internet of Everything, IoE).

¿Se imaginan la cantidad millonaria de datos que se generan cada segundo? ¿Y de qué forma se relacionan estos datos con miles de dispositivos? Yo he visto gráficos. Es impresionante. No hay forma de manejar tantos números en nuestra cabeza. Por eso las máquinas se vuelven cada vez más importantes. No es sólo un tema de precisión, como en las líneas de ensamble de las armadoras, es un tema de manejo de datos... de miles de millones de datos que deben ser procesados instantáneamente, y de decisiones que se deben tomar en el momento.



Ahí es donde la Inteligencia Artificial ocupa cada vez más un espacio importante en el desarrollo de sistemas de cómputo: se les programa para procesar información y tomar decisiones con base en políticas establecidas... en pocas palabras, se les da libertad de acción a las máquinas.

Y definimos nuestras actividades con base en la información que compartimos con los dispositivos, y confiamos nuestra seguridad a los niveles de privacidad que establecemos en las aplicaciones que usamos. Pero, a final de cuentas, nuestros dispositivos siguen conectados a internet, susceptibles de que alguien más tome control de ellos y haga con nosotros conforme le parezca.

Porque yo no creo en el futuro donde los robots se rebelen, como en Terminator o Yo Robot, o incluso en Los Avengers, era de Ultrón. Yo estoy convencida de que las máquinas son, a final de cuentas, máquinas, y reaccionan conforme a la programación que han recibido, y sus decisiones se relacionan con los datos de los que se han alimentado. El núcleo informático de Resident Evil elimina a la población humana del laboratorio ante la dispersión del virus, como parte de un protocolo que ya tenía en su programación.


No, yo no creo en una rebelión de las máquinas. Pero estoy segura de que siempre habrá grupos de seres humanos dispuestos a utilizar los sistemas a su favor. Yo más bien temo un futuro como el que se plantea en Minority Report: un mundo en donde las grandes ciudades estén completamente interconectadas, donde los Gobiernos y agencias policiales tengan acceso a toda nuestra actividad en y fuera de línea, donde no haya secretos, donde con sólo pisar un centro comercial un escáner nos reconozca y nos envíe información de ofertas, donde existan bases de datos con nuestras huellas dactilares, nuestra información bancaria y de salud... Ese mundo sí me atemoriza, porque es un mundo en el que estamos completamente expuestos.

Y la verdad es que ya no estamos lejos de ese futuro. Nada lejos...

Como bien dice Colin Farrel en Minority Report, cuando intenta encontrar a Tom Cruise: las máquinas no se equivocan, los humanos sí. Aunque a veces no es un error de programación, sino una programación maliciosa con toda la intención.

Por lo que a mí respecta, la saga de Terminator es muy buena -con excepción de la actuación del tipo que hizo de John Connor en la tercera película... patético. Y aunque no me creo que las computadoras adquirirán conciencia de sí mismas y se levantarán en armas para eliminar al ser humano, la verdad me entretienen bastante sus premisas y la historia.

Volviendo a Terminator Genisys, es interesante el planteamiento que hacen al convertir al mismísimo John Connor en una especie de cyborg (lo siento, advertí sobre los spoilers); un sistema cibernético completamente alojado en un organismo humano. Es algo parecido a la premisa que en las series de Transformers se usó para justificar cómo dejaron de utilizar objetos inanimados y empezaron a habitar en seres vivos, creando una nueva generación de Transformers como organismos cibernéticos.

Al pasar por tantos cambios en la historia, las máquinas finalmente deciden terminar el problema desde la fuente. Tratar de matar a Sarah no ha funcionado; cada vez que lo intentan, Kyle la protege, se enamoran, ella queda embarazada y nace John. Y encima ahora está el robot guardián. No. Para acabar con el conflicto, tal vez sea necesario llegar a la misma fuente del problema y cambiarlo a tu favor. Así, John Connor se convierte en el ultimate terminator, la más avanzada generación de cyborgs, encargado de preservar él mismo la supervivencia de Skynet.

El final queda abierto a una nueva entrega de la saga. Aunque, si bien Kyle y Sarah se quedan juntos, no necesariamente implica que procrearán a un John Connor. "El futuro no está escrito, lo haces tú." Sí, así como el doctor Emmet Brown le dijo a Marty McFly al final de Volver al Futuro.

Será interesante ver qué sigue, qué giro tomará esta historia alterna que han creado al detener a Skynet antes del Día del Juicio y cómo eso afectará al futuro de una Sarah y de un Kyle que se están forjando un nuevo destino, uno donde él no muere y donde tal vez, sólo tal vez, no haya un John Connor...

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