Sunday, December 30, 2007

2007: Como en montaña rusa

¡Vaya! Si alguien me hubiera dicho hace un año que éste sería un año de sube y baja, de ir y venir y de sentir un vértigo profundo que te provoca náuseas, tal vez habría dicho: 'paso'. Sin embargo, creo que todos tenemos nuestras altas y nuestras bajas, y los momentos duros son en los que se demuestra de lo que estamos hechos, además de que nos ayudan a reenfocar nuestras energías, a redimensionar lo que estamos haciendo y si vamos por buen camino.
Para mí ha sido un año de muchos cambios, de muchas ilusiones y decepciones, tanto en lo personal como en lo profesional; pero también hubo cosas buenas, y me quedo con ello. Tengo un separador de libros que dice: "El aprendizaje más caro, pero más útil para nuestras vidas es el sufrimiento". Y bueno, no voy a decir que me la pasé sufriendo todo el año, porque en realidad no he sufrido. He tenido problemas, motivos para estar preocupada o triste, pero gracias a Dios estoy muy lejos de saber lo que es sufrir de verdad.
Después de ver -por tercera ocasión este año- una presentación de esas que te envían sobre los conflictos en Africa y Asia, y la pobreza extrema de la gente del lugar, no me atrevo ya a decir ni por asomo que sufrí... ni un poquito.
Tengo casa, ropa, comida, luz, gas, drenaje, televisión, computadora... tengo trabajo, tengo familia y amigos, gente que me quiere y se preocupa por mí. He tenido muy buenos empleos. Amo. Sé lo que es amar y ser amada, y Dios me ha dado un corazón capaz de amar intensamente y volver a amar después de cada rompimiento. Tengo talentos y habilidades, no tengo ninguna discapacidad y encima me fue concedida gracia física y de carácter. Soy rica :)
¿Que de pronto me deprimo porque el último hombre del que me enamoré no me correspondió igual? Ni hablar, no seré la primera ni la última, y a la final me queda el haber vivido la experiencia, el viaje y los recuerdos... Tanta gente en este mundo vive y muere sin haber amado nunca, y yo he tenido la oportunidad de sentir con intensidad. Gracias a Dios :)
¿Que a veces me preocupo por mi familia? No es nada extraordinario... hay familias con enfermos graves, en estado terminal, y sin plata para cubrir los gastos o pagar los medicamentos. Mal que bien, desempleados y todo, salud, techo, ropa y comida no nos falta. Gracias a Dios :)
¿Que últimamente me quedo despierta pensando cómo cubrir ciertos gastos inesperados o dilucidando cómo llegar hasta el siguiente cheque? Al menos tengo la tranquilidad de que estoy trabajando y cada X tiempo me llegará un pago... hay gente que lleva meses o años desempleada y sin posibilidad de percibir ingresos. Chamba no me ha faltado y, por ende, la plata sigue llegando a esta casa, aunque a veces no llegue en las fechas que yo quisiera. Gracias a Dios :)
Tengo una hija enorme que goza de salud e inteligencia, que a veces me agobia y es mi principal motivo de preocupación, pero está completamente sana, no tiene discapacidad alguna y tiene un potencial enorme. Gracias a Dios :)
Éste fue un año difícil, sí. Pero, por lo mismo, un año de mucho, muchísimo aprendizaje. De verme con lupa y reconocer -a mi pesar- mis más grandes fallas y vulnerabilidades. De dimensionar en dónde estoy y todo lo que me falta por hacer. De reconocer en qué he fallado y a quiénes :S Se dice que 'si pierdes, no debes perder la lección'. Pues bien, 2007 para mí fue un año de lecciones para mi ego, para mi corazón, para mi fe, mis finanzas, mis prioridades y mis relaciones.
Si a alguien le hice daño en el camino, lo lamento mucho, en ningún momento ha sido intencional. Y mi principal objetivo para iniciar 2008 es ponerme a cuentas en todos los aspectos posibles de mi vida.
Cuando empecé, hace días, con un breve análisis de este año, yo lo único que quería era que terminara pronto... hoy no me queda ya ese sentimiento de agobio y doy gracias de corazón por todo lo que 2007 significó, por lo que pude aprender y por lo que representa, en términos de cimientos para los proyectos que deben afianzarse el año entrante.
Doy gracias a todos los que me han acompañado durante estos 12 meses y desde el fondo de mi corazón les deseo que sean bendecidos en su salud, en sus finanzas, en su familia y su trabajo, entendiendo siempre que no importa cuántos problemas tenemos, siempre hay alguien que está en peores condiciones y, en una de esas, nos toca a nosotros hacer algo por ellos.
Gracias a Dios por su gracia y su bendición cada día de mi vida.
Desde donde estoy, y hasta donde quiera que se encuentren, les envío un fuerte abrazo y mis mejores deseos, con todo cariño.

¡Feliz Año Nuevo!

Tuesday, December 18, 2007

Soberbia

¡Vaya que me costó trabajo llegar a este último post! Y es que, la verdad, se requiere de mucha humildad para escribir sobre qué tan soberbio u orgulloso es uno en realidad.
Tal vez de alguna manera pueda dar la imagen de humildad, pero lo cierto es que, mientras realizaba mi autoestudio para escribir sobre la forma en que este pecado capital me hace actuar, me dí cuenta de que soy muuuuuuy orgullosa, bastante vanidosa y, de cierto, poco humilde.
No se confundan. Tal vez me cohibe el reconocimiento público... pero claro que me gusta. ¿A qué periodista en sus cinco no le agrada ser elogiado por un buen artículo o su forma de escribir? Yo reconozco hoy que si lo que hace a un periodista es el nombre, pues yo quiero que el mío sea grande y que mucha gente lo escuche no sólo en México, sino en América Latina... ¿dónde queda la humildad con un ego así?
El diccionario Larousse define la soberbia como la estimación excesiva de sí mismo en menosprecio de los demás; que es altivo o arrogante.
Tanto el concepto de altivo, como el de arrogante, tienen la siguiente descripción: orgulloso, soberbio.
Veamos... el orgullo se define como el exceso de estimación propia, sentimiento elevado de la propia dignidad. Siempre he creído que cuando uno está seguro de sí mismo no tiene por qué adoptar una actitud prepotente, altiva... y creo (sólo creo) que en realidad no soy arrogante, es decir, no me veo como alguien con exceso de estimación propia, de ese tipo de ego o amor propio que pone los intereses propios por encima de los demás.
Sin embargo, sí tengo un sentimiento elevado de la dignidad, y aquí es donde la puerca torció el rabo. Me cuesta un trabajo enorme reconocer que no puedo yo sola, que necesito de los demás, que a veces necesito ayuda... es abrumadoramente humillante para mí pedir dinero prestado, por ejemplo... de verdad, me resulta casi vergonzoso y eso es un problema, dado que en estos meses, mientras se consolidan mis ingresos como periodista y traductora independiente, de pronto el flujo es incierto y variable, pero no así los gastos, y he debido recurrir a algunas amistades.
Sobra decir que domar el orgullo para acercarme a pedir el favor ha contribuido a mis lapsos depresivos en esta temporada... yo, que siempre fui quien ayudó a la familia como pude, que velaba por mis papás, que nunca le negaba nada a mi hija por falta de dinero, ahora estoy aprendiendo cómo es tragarte el orgullo tras chocar de frente contra el iceberg de la suerte.
De acuerdo con el diccionario, dignidad es la calidad de digno. A su vez, digno se aplica a quien merece algo, ya sea en sentido favorable o adverso. En estricto sentido, entonces, quien no puede acercarse humildemente con el vecino para pedirle un favor, es que en el fondo se siente merecedor de ello y no tendría por qué pedirlo... al menos, esa acepción aplica para mí... :P
¿Y dónde queda la vanidad en todo esto? A final de cuentas, como lo dije al principio de estos ensayos, la vanidad es el camino a muchos de los siete pecados capitales, así como otros grandes crímenes. Más allá del simple elogio de la belleza y un alto ego, la vanidad es el orgullo inspirado en un alto concepto de los propios méritos. Es decir: nos auto-adjudicamos un valor con base en lo que consideramos nuestros logros, y a partir de ahí establecemos un límite para nuestra dignidad y el comportamiento que debemos seguir, acorde a los estándares que concuerden con el nivel que nuestros méritos han alcanzado.
Voilá! He aquí mi talón de Aquiles, la razón de mi falta de sumisión y de mi rebeldía interna. Si tanto trabajo me ha costado llegar a donde estoy... ¿por qué carajos a estas alturas del partido tengo que recurrir a favores? ¡Si yo debería estar en otra posición!
Pero claro, no culpo a nadie de mis decisiones equivocadas y apechugo... y eso implica que me aguanto todas las consecuencias... y créanme, si me he tragado mi orgullo y he terminado haciendo trabajos que antes ni habría considerado, ha sido únicamente porque tengo que vestir y alimentar a mi pequeña. Si no, tal vez estaría yo en los pasos del Coronel que tan sabiamente describe García Márquez en su afamada novela: El coronel no tiene quién le escriba (una joya... léanla).
Para terminar: la virtud que se enfrenta a la soberbia es la humildad, que el diccionario define como la ausencia de orgullo; sumisión, docilidad.
La sumisión es la acción y efecto de someter o someterse; comportamiento amable y servicial. Mientras que la docilidad proviene de dócil: obediente, tranquilo, fácil de educar.
¡Sopas! De verdad, quien a estas alturas de la lectura siga creyendo que soy muy linda y afable, es porque en realidad no me conoce bien. Soy más terca que una mula. A pesar de que me gusta mucho aprender cosas nuevas, si algo no soy es fácil de educar... en cuanto percibo que alguien se acerca con intenciones de cambiarme me rebelo y empiezo a dar de coces y patadas.
Y debo reconocer que al final esta actitud permea para todas las áreas de mi vida (sentimental, familiar, profesional...) y, como entenderán, no me ha dejado buenos resultados. Aún hoy, de pronto me pregunto si mi trayectoria profesional podría ser más fructífera en una empresa pero simplemente no estoy dispuesta a cambiar lo que he venido haciendo hasta ahora...
Afortunadamente para mí, que soy creyente, Dios siempre ha estado conmigo y oportunidades de trabajo no me han faltado, todo lo contrario. Eso es bueno, muy bueno :)
¿Lo malo? Que sigo pensando que soy tan fregona que las oportunidades se me presentan a la vuelta de la esquina y corro el riesgo de ir desdeñando empleos y proyectos porque no me satisfacen, cuando hay tanta gente desempleada y con verdaderas ganas de trabajar...

Monday, December 10, 2007

Pereza

Pues como decía un amigo mío: tengo mucho que escribir sobre este tema, pero me da flojera... jejeje. Ha pasado mucho entre mi último post y éste, el penúltimo de los 7 pecados capitales. Tengo ideas de otras cosas que quiero escribir pero no quiero perder el hilo de estos ensayos, así que mejor termino lo que debo terminar.
La verdad es que me ha tomado tiempo escribir sobre la pereza porque es uno de mis grandes problemitas... sí hay callo que me pisen, jajajaja.
No soy precisamente la más activa, al menos no en todas las actividades que debiera, y últimamente me he dejado llevar mucho por un sentimiento de desidia hacia una serie de cosas que me está resultando en extremo nocivo.
Debo reconocer que esta desidia es resultado de mis cambios extremos de ánimo, que me llevan a terminar en episodios de depresión. No soy una mujer que vive deprimida, pero sí soy una mujer muy emocional y así como puedo disfrutar de los buenos momentos con todo, cuando las cosas no van tan bien me sigo hasta tocar fondo, como un péndulo... y últimamente he tenido motivos para pasarme de un extremo a otro vertiginosamente.
Créanme, ése es uno de los rasgos que me gustaría cambiar de mí, pero aún no sé cómo. Me siento desbalanceada y no me gusta esa sensación...
Por lo pronto, y entendiendo que la desidia es uno de los caminos a la pereza, me dí a la tarea de buscar su significado en el Larousse. Esto es lo que hallé:
Desidia: descuido, negligencia, dejadez
Negligencia: falta de cuidado, dejadez
Dejadez: pereza, abandono de uno mismo o de sus cosas

Y aquí está: la pereza es una forma de dejarse, y la dejadez es desidia. ¿Resultado? Me declaro culpable de este pecado...
El diccionario define la pereza como la falta de ganas de hacer algo; lentitud o descuido en las acciones o movimientos (uuuuy, vaya que sí soy culpable... no en todo, repito, pero en ciertas acciones...)
Desglosando los términos:
Desgano: falta de interés o indiferencia
Indiferencia: de indiferente: que no muestra o entraña interés o preferencia
Mmmmm... estos términos me parecen aún vagos. De pronto me parece que la pereza es simplemente resultado de la falta de interés, y eso entonces tiene más que ver con psicología que con fisiología. ¿Por qué, entonces, ligarla al concepto de flojera o hueva (güeva o weba, como gusten escribirlo)?
Veamos, de acuerdo con el Larousse, un flojo es una persona con poca fortaleza o vigor; poco activo o cuidadoso.
Continúo:
Flojear: flaquear, decaer
Flaquear: debilitarse, perder la fuerza
Decaer: perder fuerza física o moral
Interesante... éstos conceptos plantean a una persona que ha perdido los ánimos o la fortaleza física para realizar ciertas actividades. Esto suele suceder cuando uno está enfermo, deprimido, estresado, agotado por una actividad física extenuante, o desmoralizado ante circunstancias adversas.
Ninguno de estos términos define lo que conocemos como un huevón (güevón), es decir, aquél que se la pasa tirado sin hacer nada sólo por la comodidad de que otros hagan su tarea.
Así, pues, el concepto de pereza resulta en cierta forma indulgente, pues nadie está exento de sufrir alguna circunstancia que lo desmoralice o lo agote. Y más en un entorno como el actual, en el que el estrés y los problemas son el pan de cada día...
¿O será que acaso no tenemos chance de dejarnos llevar por un momento? A lo mejor ése es precisamente el punto: todos pasamos por momentos adversos, situaciones que nos golpean, cosas que nos llevan a sentirnos un poco blue en ocasiones. El problema, según los conceptos del diccionario, es dejarte, descuidarte...
Pienso en las mujeres que engordan durante el embarazo y les cuesta perder peso tras el parto, y se deprimen. Es normal, ¿no? Pero, ¿sigue siendo normal que después de 4 años sigan gordas y deprimidas? Más bien, entraron en un ciclo emotivo del que no pudieron salir y se dejaron.
¿Cuántas veces hemos escuchado la frase: "es que ya se dejó", como sinónimo de que se descuidó? Pienso en más ejemplos y me vienen muchos a la cabeza, pero seguro que ustedes también tendrán en mente más de uno.
So? Entristecerse, cansarse, deprimirse o sentirse agobiados está bien por un rato; es perfectamente humano y normal. La cosa es no dejarse ir, porque entonces sí, como se dice: se lo lleva a uno la tristeza...
¿Cuál es el antídoto? La virtud que se contrapone a la pereza es la diligencia, que el diccionario define como el cuidado en hacer una cosa; prontitud, prisa.
Es decir, una persona diligente es cuidadosa y activa, rápida.
Mmmmmmm... ok, ok... entiendo, pero, ¿cómo se pasa de la fase del desgano y el desinterés a la de ponerte las pilas? Si precisamente uno es objeto de la pereza por no sentir ánimo o fuerza para hacer las cosas, ¿de dónde saca uno la voluntad y la fortaleza? Como diría Eugenio Derbez: ¡que alguien me explique!
Pienso que una opción es iniciar nuevas actividades, refrescantes, que le pongan la sal y la pimienta a la vida de la persona en cuestión... pero, ¿cómo retomar la energía por lo que ya se empezó y los compromisos que se adquirieron? ¿Alguna sugerencia?

Thursday, November 29, 2007

Lujuria 2

Pues antes de pasar al siguiente pecado -y a petición (o más bien quejas) de mis morbosos lectores- creo necesario publicar un adendum del último post.
La verdad es que no quise hablar del tema directamente para no exponerme demasiado, pero creo que al final terminé por omitir algunos rasgos cruciales de mi persona, muy ligados con la sexualidad.
Lo cierto es que soy muy coqueta, siempre lo he sido, lo traigo en mi esencia, pero conforme he aprendido a manejar mi sexualidad y he visto con qué facilidad se puede obtener casi cualquier cosa de un hombre cachondo, pues más disfruto de mi coquetería... he de reconocer que a veces hasta es divertido llevarlos al punto en el que hacen lo que les pides sólo por la expectativa de una posibilidad... porque eso sí, tampoco se trata de ir por ahí haciendo falsas promesas, al más puro estilo del Son de la negra: "a todos diles que sí, pero no les digas cuándo"... jejeje
A veces pienso que si yo hubiera nacido en la era medieval, seguro hubiera sido una cortesana... y una muy famosa, lo que sea de cada quién, jejeje. Esas mujeres eran inteligentes, se codeaban con señores importantes que las buscaban porque con ellas tenían lo que no les daban en casa. Las cortesanas disfrutaban su sexualidad pero además la utilizaban para obtener favores, descubrir secretos o extraer información importante, por ello eran tan poderosas.
Los hombres que las buscaban encontraban en ellas, además de sexo placentero, compañía, comprensión y una confidente con quien platicar.
Estoy convencida de que algunos de los hombres con los que he estado lo que buscan es eso, una conexión con una mujer real con la que puedan disfrutar sin tabúes pero que también les brinde ese sentimiento de comprensión, de que alguien los escucha y los entiende... ¡por eso hay quienes están dispuestos a pagar! Por eso el oficio de la prostitución es el más viejo del mundo... porque hay más de un hombre que lo único que necesita es una caricia, un apapacho, creer que alguien se preocupa por hacerlo sentir bien, que hay alguien que lo escucha... (a final de cuentas, ¿no es eso lo que buscamos todos?)
Ese es tal vez mi pequeño secretito... cada encuentro es una entrega y eso me convierte, de alguna forma, en una especie de ángel lascivo, capaz de disfrutar del sexo sin que éste se convierta en una condena ni para mí, ni para las parejas que he tenido... o, al menos, eso quiero pensar yo...

Monday, November 19, 2007

Lujuria

Ok, ok, ok... lo admito... me da cierto nervio escribir este post y por eso ha pasado tanto tiempo ya. Créanme que en el transcurso de esta semana que pasó, más de una vez abrí el blog e intenté empezar, sin éxito. Pero bueno, esto se está convirtiendo ya en una trabe que no me deja avanzar con otros escritos que también quisiera compartir, así que al mal paso, darle prisa.
Veamos... la lujuria se define como el apetito desordenado del goce sexual, o el exceso o abundancia de algo, según el diccionario Larousse.
Tomemos la primera parte de esta definición: apetito desordenado del goce sexual. Creo que se entiende bien, pero sólo para profundizar un poco, veamos a qué se refiere el diccionario por desordenado: que no tiene orden, que actúa sin regularidad o método; que no se ajusta a las normas morales o sociales.
Mmmmmmm... creo que ésta es la raíz de los tabúes, complejos y escrúpulos que enfrentamos todos los mortales y definen nuestro comportamiento sexual, conforme a las normas morales o sociales impuestas por la sociedad en la que vivimos y la fe que profesamos.
¿Qué define un comportamiento lujurioso? ¿La lascivia -deseo sexual exagerado- o la curiosidad por probar nuevos placeres? Si nos apegamos a la definición de la lujuria, vemos que el goce sexual no es pecado, sino el apetito desordenado del mismo. Y un apetito desordenado es aquél que no se ajusta a las normas morales o sociales.
¿Qué sería lo adecuado? ¿Qué sería lo 'ordenado'? El diccionario define el orden como la organización y disposición regular de las cosas; normalidad, tranquilidad. Mmmmmmm... esto no me está ayudando mucho. ¿Quiere decir, entonces, que todo comportamiento sexual que se aleje de lo que se considera 'normal' puede ser considerado lujuria? En estricto sentido, así es. OK, pero, entonces... ¿qué es lo normal? ¿Aquéllo que es aceptado como un goce sano por la sociedad y la religión?
¡Auch! Aquí es donde entramos en serios conflictos... definitivamente la zoofilia, la pederastia, la necrofilia y el incesto son comportamientos sexuales anormales, desordenados y condenados por el sistema de justicia de casi todos los países así como por la mayoría de las religiones. Creo que son conceptos universalmente entendidos como desviaciones patológicas... salvo por aquellas culturas en las que aún se promueven las relaciones entre primos o hermanos, para 'salvaguardar' la herencia familiar -en el caso del incesto.
Sin embargo, ¿qué hay sobre otro tipo de comportamientos que llevan a un goce sexual no convencional, conforme a los cánones de la iglesia o lo que un grupo de padres de familia considera moralmente incorrecto?
No es que esté yo a favor de una conducta promiscua, pero lo cierto es que estos principios morales son definidos por cada sociedad conforme a las experiencias de sus miembros. Y, reconociendo los hechos, México es un país por demás tradicionalista en términos de relaciones, noviazgo, matrimonio y sexo.
Una mujer sin compromisos debiera tener la libertad de asumir su sexualidad sin tapujos, sin complejos ni culpas... pero no es así.
En lo personal (sí, ya sé... ésto es lo que querían leer, jejeje) me enfrento constantemente a los principios que mis padres me inculcaron tan fuertemente que se me han quedado grabados como hierro candente en la piel. Y esta lucha se hace más recia porque no soy de ese tipo de mujeres que puede vivir sin sexo, como si nada. Lo que sea de cada quien, yo no sé cómo le hacen...
Esto de la soltería para mí ha sido un verdadero Calvario, porque por un lado no tengo la cena servida en casa cada que me da hambre, y por el otro, tanta educación y tanto comentario que me clavaron en el cerebro cuando niña me impide disfrutar del buffet libremente cada que se me antoja.
Si a eso le añadimos que me he vuelto más recelosa y llevo la consigna de darle buen ejemplo a mi hija, resulta que al final ceno cada... mmmmm... ya me iba a balconear, pero créanme, entre cena y cena me aviento un ayuno bastante largo.
Eso sí... con tanta hambre acumulada, cuando llega la hora de comer, me doy unos atascones que para qué les cuento... pero este post ya se está pareciendo más al de la gula que al de la lujuria, jejejeje.
Y aquí es cuando me pregunto... ¿hasta dónde llega la lujuria? ¿El deseo desbordado entre una pareja con la creatividad suficiente para intentar nuevas opciones que resulten placenteras para ambos podría considerarse lujuria? Seguramente que de pronto hay quien opine que toda posición no considerada en el sexo convencional de los matrimonios de los años 50 es fruto de la lujuria, pero... por muy animal que pueda parecer, estoy segura que en el fondo todos queremos sexo apasionado.
Mi hermano lo explica mejor que yo: hay personas con las que se te antoja una arrastriza como Dios manda, jajajajajajaja... ¿Como Dios manda? ¿Y cómo es eso, si de acuerdo con los cánones religiosos, uno debe ser sobrio, conservador? ¿Será?
Veamos, la virtud que se opone a la lujuria es la castidad, y se define como la continencia sexual por motivos morales o religiosos. Mmmmmmmmm... interesante. Este concepto no dice si determinada conducta es correcta o incorrecta, simplemente dice que por apego a la moral o la fe que se profesa, uno decide contener sus impulsos animales, digo, naturales, y limitar el goce sexual.
Tampoco habla de una continencia permanente, simplemente de una abstinencia en la satisfacción del placer. Uno decide cuándo y cuánto. Interesante... de pronto sucede que por mucho tiempo me he sentido una sucia por no ser una mujer convencional y no ocultar que yo sí tengo deseos, y de pronto me descubro -de verdad, para mi sorpresa- como una mujer que sabe practicar la castidad... y disfrutar la sexualidad al mismo tiempo.
¿La verdad? Más allá de todo lo que me hayan inculcado, hoy también estoy firmemente convencida del principio que reza: más vale sola, que mal acompañada. Y, la neta, si pasa tanto tiempo entre una comida y otra, es que de pronto el buffet no se me antoja y, gracias a Dios, ya pasó la temporada en que comía lo que fuera por hambre.
Para bien o para mal me he vuelto selectiva... pero tiene sus recompensas. Pasar un rato en compañía de alguien agradable puede saciar hasta el apetito más voraz y lo mejor es que esa sensación de saciedad perdura, haciendo que los bocadillos temporales luzcan poco tentadores a la vista... y al deseo.

Thursday, November 08, 2007

Por Tabasco

Sí, ya sé, ya sé que toooodos están esperando el siguiente post de los 7 pecados capitales, en especial porque sigue la lujuria. Si son tan morbosos como para leer mi blog seguro que lo esperan con ansias, jajajaja.
Sin embargo, interrumpimos esta transmisión para... no, ya en serio, creo importante hacer otra pausa en la entrega de mi pecaminoso análisis para solicitar su apoyo por la gente que sufre en Tabasco. Me gustaría decir que también por Chiapas, pero la cuestión es esta:
Muchos queremos ayudar pero pocos confiamos en que la ayuda realmente llegue a quien la necesita. Ya sea TV Azteca, Cinemex, Banamex o la Cruz Roja, en realidad sabemos que mucha de la ayuda se pierde en el camino.
Pues bien, un grupo de voluntarios de mi iglesia irá a entregar lo que se recaude este sábado y lo entregará directamente en manos del pastor de una iglesia en Villahermosa, para que sea distribuido con justicia por allá.
Es gente que conozco, de fiar, y créanme que la ayuda va a llegar a donde tiene que llegar.
Así que si tienen ropa de calor en buen estado, zapatos, ropa de bebé, mantitas o quieren colaborar con agua embotellada, pañales, alimentos enlatados, abrelatas, sal, azúcar, leche en polvo o tetrapack, o medicamentos no caducos, búsquenme por favor.
Quienes tienen mi cel, llámenme con confianza. O envíenme un correo a snakepoliz@gmail.com
Gracias de antemano por su apoyo :)

Sunday, November 04, 2007

Ira

Le he estado dando vueltas y vueltas a este tema porque la misma acepción del diccionario es difusa, y los sentimientos que conducen a la ira son de dominio general: enfado, disgusto, furia...
Me es un poco complicado ser objetiva porque creo que en realidad no soy de las que se enfurecen tremendamente, al menos no muy seguido, pero sí soy irascible ante pequeños detalles cotidianos... sobre todo en ciertos días cada mes (sí, está bien, suena a pretexto pero las hormonas son reales y afectan duro).
¿Hasta dónde llega el enfado, dónde se convierte en furia y cuándo se torna en el sentimiento incontenible, avasallador, que entendemos como la ira?
Veamos, tal como lo he venido haciendo en cada post, trataré de desgranar la esencia de este pecado capital así como los caminos que conducen a él y sugerencias para cumplir con la virtud que contrarresta a la ira: la paciencia.
Como tocaré varios conceptos relacionados en esta ocasión, les dejo el listado de las definiciones de acuerdo con el diccionario Larousse...
Ira: irritación o enfado muy violento; furia o violencia de los elementos.
Irritación: acción y efecto de irritar.
Irritar: hacer sentir enfado violento o excitación.
Enfado: enojo, disgusto.
Violento: que se hace o sucede con brusquedad o fuerza excesiva; que está fuera de su estado natural.
Enojo: alteración del ánimo por algo que contraría o perjudica.
Disgusto: pesadumbre e inquietud causados por una desgracia o contrariedad.
Ok... creo que estas definiciones nos llevan de lo más a lo menos, en una especie de camino en reversa desde la ira violenta hasta el incómodo pesar. Sin embargo, la senda hacia este pecado capital, el cuarto de mi lista, empieza con esos sentimientos pequeñitos y personales pero que, como bola de nieve, si no se les controla a tiempo, se van haciendo cada vez más grandes hasta que su ímpetu arrasa con todo lo que hay a su paso.
¿Cuál es la ruta? ¿Pesar-molestia-disgusto-enfado-irritación-ira? ¿Qué gatillo se dispara en la psicología de algunas personas que, cual auto de carreras que acelera de 0 a 100 en 10 segundos, son capaces de brincarse todas las etapas previas y reaccionar violentamente ante un incidente cualquiera?
¿Cómo detectar en cualquier circunstancia en qué nivel del camino estamos y cómo podemos frenarnos? Tal vez lo más complicado es precisamente reconocer las capacidades individuales para detectar nuestra vulnerabilidad a irritarnos con ciertos factores, comportamientos o personas, y tomar las medidas preventivas y de control necesarias para, en la medida de lo posible, evitar un enfrentamiento violento o, en su caso, controlar nuestras reacciones y disminuir el nivel de furia...
Por mi parte reconozco que, aunque adoro a mi hija, ella tiene la capacidad de alterarme en cosa de segundos cuando hace berrinches o no me obedece. Al final entiendo que el enojarme yo también no nos lleva a nada y puedo lastimarla, pero de pronto me saca de mis casillas y punto...
Otra persona que es capaz de enfadarme mucho es precisamente su padre, debido a toda la historia que traemos. Por lo demás, creo que en general procuro evitar discusiones y, afortunadamente para mí, el disgusto no suele durarme mucho, no soy rencorosa ni resentida.
¿Nooooo? Escucho la voz, dentro de mí, dándome de cocos...
Ok, ok... dije: en general. Debo reconocer que de pronto hay situaciones que sí me afectan de una forma que no percibo inicialmente y he ahí el problema, porque el pesar crece, se convierte en molestia que a veces descarto pero no se va, sino que sigue aumentando para tornarse en disgusto y, si aquí no le pongo un freno o lo canalizo adecuadamente, es cuando termina por convertirse en enfado, de esos que son capaces de llevarte de 0 a100 ante un incidente que te afecta justo en la parte irritada. Es como cuando dicen: nomás es cosa de que te pisen el callo pa' que brinques...
Recientemente pasé por una experiencia así, justo por la salida de mi empleo anterior. Fue algo que descarté y se fue haciendo grande hasta que me dí cuenta que en verdad había quedado resentida por la forma en que se manejaron las cosas al final y eso me provocó una reacción desfavorable que, lamentablemente, puede afectar mi imagen.
Ahora tengo que ponerle remedio a ello... dos meses después...
Así que lo reconozco: sí, soy susceptible de pecar, si no de ira, sí de cualquiera de los sentimientos que le anteceden. Sobre todo porque me falta una de las cualidades que se requieren para enfrentar este pecado, según el significado de la virtud que lo contrarresta: la paciencia es la capacidad de soportar molestias, trabajos y adversidades con fortaleza y resignación.
Mmmmmmmm... capacidad de soportar la tengo... ¿con fortaleza y resignación? Bueno, la vida me ha hecho fuerte, pero no resignada. Y la verdad es que no ser sumisa a veces es bueno, pues no puede ir uno por la vida aguantando todo, pero no hay que malentender el concepto.
La resignación se define como la capacidad para conformarse y aceptar las situaciones adversas. Conformarse, aquí va la palabrita... no se trata, repito de aceptar todo lo malo sin chistar, sino de reconocer que hay situaciones adversas con las que no se puede lidiar y no aceptarlas nos lleva a un estado de rebeldía que, obviamente, enciende nuestra ira.
Queda a juicio de cada quien, y eso es lo complicado. Para mí, lo difícil es precisamente no impacientarme y aprender a quedarme quieta cuando no debo actuar y aceptar las derrotas cuando no puedo ganar... pero bueno... ¿a quién le gusta perder?

Friday, November 02, 2007

Pausa...

Tengo algunos temas que he querido platicar pero preferí dejarlos al final de los ensayos pecaminosos para no interrumpir la secuencia. Sin embargo, hoy siento la imperiosa necesidad de escribir la letra de un par de canciones de Ricky Martin, como resultado de algo que sucedió anoche...
Sólo un desahogo y seguimos adelante ;)

Con tu nombre

Dejo abierta la ventana por si llega una canción.
Y una red de mariposas volando en el balcón, por si el viento deja alguna historia ahí enredada, notas olvidadas, rasgos de tu asuencia.
Antes, antes de soñar de nuevo tengo que olvidarme de tus labios.
Antes tengo que arrancar de mi memoria cada beso que empezaba con tu nombre.
Quedarán algunas letras y mi errante melodía; un puñado de palabras a medio terminar, cuando el tiempo deje este camino abandonado sin llegar a ningún lado y desnudo de tus huellas.
Antes, antes de soñar de nuevo tengo que olvidarme de tus besos.
Antes tengo que arrancar de mi memoria cada beso que empezaba con tu nombre.

Ésta es la última vez que canto tu nombre. Ésta es la última vez...
Antes, antes de soñar de nuevo tengo que olvidarme de tus labios.
Antes de cerrar mis ojos tengo olvidarme de tu piel.

Antes tengo que arrancar de mi memoria cada beso que empezaba con tu nombre.

Tu recuerdo

Tu recuerdo sigue aquí, tal como un aguacero rompe fuerte sobre mí; ¡ay! pero a fuego lento.
Quema y moja por igual y ya no sé lo que pensar si tu recuerdo me hace bien y me hace mal.
Un beso gris, un beso blanco, todo depende del lugar.
Que yo me fui, eso está claro, pero tu recuerdo no se va.
Siento tus labios en las noches de verano, ahí están cuidándome en mi soledad, pero a veces me quieren matar.
Tu recuerdo sigue aquí, tal como un aguacero rompe fuerte sobre mí; ¡ay! pero a fuego lento.
Quema y moja por igual y ya no sé lo que pensar si tu recuerdo me hace bien y me hace mal.

A veces gris, a veces blanco, todo depende del lugar.
Que tú te fuiste, eso está claro, sé que te tengo que olvidar,
pero yo le puse una velita a to'o mis santos, ahí está pá que pienses mucho en mí... no dejes de pensar en mí.
Tu recuerdo sigue aquí, tal como un aguacero rompe fuerte sobre mí; ¡ay! pero a fuego lento.
Quema y moja por igual y ya no sé lo que pensar si tu recuerdo me hace bien y me hace mal.

Piensa en mí... es antídoto y veneno al corazón
Piensa bien... que quema y moja, que viene y va
¿Tú dónde estás?... atrapado entre los besos y el adiós
Tu recuerdo sigue aquí, como un aguacero de mayo
Rompe fuerte sobre mí y cae tan fuerte que hasta me quema hasta la piel
Quema y moja por igual y ya no sé lo que pensar si tu recuerdo me hace bien y me hace mal
Tu recuerdo sigue aquí, rompe fuerte sobre mí; quema y moja por igual...
Sé que te tengo que olvidar, si tu recuerdo me hace bien y me hace mal

Thursday, November 01, 2007

Gula

De todos los pecados capitales, la gula es probablemente el único que no afecta a nadie más que a uno mismo. Salvo que te atasques de comida en una reunión y no dejes nada para los demás, si te pones a tragar y tragar hasta rodar como pelota la bronca es tuya... y de tus arterias.
Se me antoja que la pereza también es algo muy personal, sin embargo sí se puede afectar a otros cuando uno es flojo, como siendo improductivo en el trabajo o dejando para después cosas importantes... pero bueno, ése es tema de otro post. Hoy le toca a uno de los grandes placeres de la vida: la comida.
Y es que, ¿a quién no le gusta comer bien? ¿O degustar un buen trago, junto a una agradable compañía? El placer de la comida, señores, es la razón por la que me cuesta tanto ponerme a dieta y bajar los xxxx kilos que aún me quedan de más... (jejeje, ¿qué dijeron, ya me balconeé? Pues no... eso queda entre mi báscula y yo :P )
Disfruto de una buena ensalada, sí, pero también me encantan la pizza, las hamburguesas, los tacos de alambre con queso, la lasagna, el pastel de chocolate, los chiles en nogada, la sopa de fideos secos, el pay de queso con frutas, la crema de elote, las fresas con crema, el spaghetti bolognesa, el banana split, los tacos de canasta, las enchiladas suizas, las albóndigs al chipotle... ¿le sigo o ya les abrí el apetito lo suficiente?
Sí... nunca he logrado seguir una dieta al pié de la letra porque mi placer por el buen comer es más fuerte que mi voluntad para bajar de peso rápida y radicalmente. Tal vez sea bueno: el gusto por la comida me evita entonces caer en la bulimia o la anorexia, porque eso sí, soy muy vanidosa.
La vanidad de hecho, es la razón por la que evito, en la medida de lo posible, comer por compulsión. Si no puedo bajar mucho, al menos no le echo más fruta a la piñata, jajajaja :D
Veamos: el diccionario Larousse define la gula como el exceso en la comida y en la bebida. Mmmmmm... en estricto sentido creo que no peco de gula, porque aunque me fascina comer bien, sí reconozco los límites que mi propio cuerpo me pone cuando la panza lleva al cinturón al punto de reventar y la blusa a duras penas puede resistir el botonazo. No pasa muy seguido pero en Navidad, por ejemplo, se hacen unas comilonas en mi familia dignas de poner a sudar al pantalón de maternidad más holgado. Y es que ante tanta variedad, resulta difícil negarse a probar un pedacito de cada cosa... en suma, esos pedacitos le saturan a uno el estómago y terminas como lombriz con nudo, jejeje.
Pero bueno, la pesadez y el dolor de estómago pronto me hacen entrar en razón. Y luego la báscula me da mis cocos y entonces le meto más a la lechuga y el atún y menos a los carbohidratos y listo.
Más que gula, mi problema es nervioso... tiendo a comer por compulsión cuando estoy ansiosa, deprimida o inquieta. Ahí sí que la sufro porque aunque me sienta llena (no satisfecha: llena) y la comida me produzca cierta repulsión, me entra una necesidad de comer que me incita a llevarme a la boca un chocolate, una hamburguesa con queso extra, unas galletas, una banderilla de queso o una buena rebanada de pizza... sí, a la mitad me dan ganas de vomitar y me siento mal por sucumbir a esa imperiosa necesidad de comer para mitigar los nervios.
Aunque reconozco que es una faceta de la gula, creo que no es lo mismo, porque en teoría (con apego a la definición del diccionario) cuando uno come por gula lo disfruta, pero cuando yo como por compulsión ni siquiera me queda el deleite del sabor... llega a ser incluso nauseabundo.

Y luego, claro, viene el remordimiento y la mirada dura de la báscula frente al espejo mostrándome las llantitas que con tanto trabajo se habían ido y en un abrir y cerrar de boca, regresaron...
Aquí es cuando, de forma tardía, entra la templanza en mi vida. Esta cualidad, que se contrapone a la gula, se define como la virtud cardinal que consiste en moderar los apetitos y los placeres de los sentidos.
Pensándolo bien, la templanza es un virtud que siempre llega tarde conmigo. No sólo para evitarme comer sino para otros placeres o inquietudes de los sentidos. Soy muuuy impaciente. Y sí, escucho la vocecita que me dice: "no comas esto" o "no hagas lo otro", pero suelo patearla y hacer lo que me viene en gana y luego la escucho de nuevo diciéndome: "¿ya ves? Te lo dije."
¿Conclusión? Creo que peco de gula tanto como cualquiera, pues como en todo pecado, el remordimiento llega siempre después de que acometo sobre la comida sin escuchar a esa vocecita que me dice: "NO"... o peor aún, porque la escucho y me vale.
El daño me lo hago yo sola, pero ¿qué más quiero? Si se trata de que cada uno se cuide... ése es el principio para estar bien. De modo que tendré que aplicarme más en escuchar la voz y en ejercitar la templanza en mi vida, que buena falta me hace...

Sunday, October 28, 2007

Envidia

El diccionario Larousse define la envidia como el pesar por el bien ajeno; deseo de tener o hacer lo mismo que otro.
Mmmmm... veamos: "el deseo de tener o hacer lo mismo que otro." Hasta aquí yo no le veo problema, si ves que alguien tiene algo bueno es normal y lógico que se te antoje tener algo similar, ¿no?
Pero he aquí el primer punto, entonces: tener algo similar, no lo mismo que el otro.
Una cosa es ver que el vecino tiene un jardín hermoso y desear que nuestro jardín se vea igual de bonito, y otra muy distinta agarrarla contra el vecino porque su jardín es bonito y el nuestro no.
O que nuestra amiga se haga de un novio guapo, tierno, con dinero y que busquemos bajárselo... o que hablemos mal de alguien en el trabajo porque queremos tener SU empleo... no otro, el suyo.
¿Han escuchado el término "envidia de la buena"? Bueno, pues suele aplicarse en el sentido de cuando se te antoja lo que los demás tienen como un incentivo propio para buscar el mismo éxito personal, profesional o sentimental... pero es un término mal aplicado porque la envidia, en estricto sentido, no puede ser buena.
¿Por qué? Por lo que dice la primera parte de la definición del diccionario: "pesar por el bien ajeno." Según el tumba-burros, el pesar es un sentimiento de pena o dolor que abate el ánimo. Y aquí es donde se torna nocivo: el envidioso sufre, se deprime, no se encuentra bien con los logros de los demás.
De todos los pecados capitales, la envidia es tal vez el que más alcance tiene, pues si bien hay quien puede practicar la castidad o no se siente nunca tentado a comer o descansar en exceso, siempre, en algún momento de nuestra vida, nos sentiremos celosos de algo o alguien. La historia se ha escrito a raíz de las pasiones levantadas por los celos y la envidia; a lo largo de los años, ésta ha sido la causa de muchas guerras, de asesinatos y toda clase de crímenes.
Tal vez la mayoría de nosotros libramos con cierto aire los sentimientos de envidia que nos llevarían a hacerle daño a alguien, pero puedo decir con certeza que nadie está exento de sufrir celos. De acuerdo con el diccionario, los celos son el temor de que otra persona pueda ser preferida a uno; envidia de alguien.
Ahí está: cuando vemos que la vecina gordita tiene no uno, sino dos pretendientes locos por ella y nos preguntamos frente al espejo qué pasa con nosotras, sentimos envidia. Cuando el amigo nos presume su nuevo carro de $300,000 pesos o su flamante empleo como director regional de una firma de tecnología, nos da envidia, ¿no? Cuando las amigas se van de viaje de fin de semana a Acapulco y se revientan a todo dar y al regresar te cuentan de los chicos guapos que conocieron y que tú te perdiste por quedarte en casa a cuidar a tu hija enferma, te da envidia... y, si las fotos revelan que en verdad están muy guapos los ligues en cuestión, hasta celos te dan... ¿no?
Y nadie se salva de haber sentido en algún momento de la vida el embiste furioso de los celos cuando la persona amada no solamente no nos corresponde, sino que le entrega su amor a alguien más... "el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra..."
Desde el nocivo sentimiento que corroe el corazón de dolor por no estar con el objeto de nuestro amor hasta la enfermiza obsesión que termina, a veces, en los asesinatos de pasión, todos hemos sentido celos. Y es que, vamos, nadie está exento de enamorarse sin ser correspondido. ¡Qué bella sería la vida si solo nos enamoráramos de quien nos ama también!
Y aquí es donde entra en juego la cualidad que se enfrenta a la envidia: la caridad, que el diccionario define como la virtud cristiana que consiste en amar a Dios y al prójimo. Amar a Dios y al prójimo... una frase simple y clara, que no resulta tan fácil de poner en práctica.
De entrada, hay que entenderla. En la Biblia, Jesús resume todos los mandamientos en dos: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas." (Mateo 22:37-40)
Así pues, amar al prójimo no es optativo y no es a nuestro criterio, es amar al prójimo como nosotros nos amamos. Claro que si tienes baja la autoestima o no te amas lo suficiente, de entrada tienes una bronca, pero no es motivo de este post.
El punto es: en general, uno no busca hacerse daño a sí mismo, al contrario, buscar estar bien, lo mejor. De esa misma forma hay que amar al prójimo: no buscar hacerle daño, no robar, mucho menos matarle.
Claro que no siempre es fácil, claro que al menos una vez en la vida hemos pensado siquiera en lo bonito que sería el mundo si fulanito no existiera... pero no podemos ir por ahí guardando todo lo que nos hace daño.
Francamente, no estoy exenta de los sentimientos de envidia o celos... soy muy celosa cuando amo y no siento seguridad sobre los sentimientos de la persona objeto de mi amor. Ya lo saben ustedes, han leído mi blog. Me costó muchísimo trabajo entender que alguien no me amó y que tal vez ahora sale con alguien más... duele, y duele bien gacho.
Pero tampoco fue la primera vez que me enamoré de alguien que no me quería y nunca me le fuí encima en una escena de celos. He sentido envidia, pero no he permitido que el sentimiento se apodere de mí al grado de volverme infeliz ante el éxito o la felicidad de otros. Y la verdad también reconozco que a veces hay personas a las que simplemente no les deseas el bien.
Es la naturaleza humana. El reto está en no permitir que el pecado (la envidia) se apodere de nosotros y terminemos con el alma envenenada. ¿Que si vamos a tener momentos de celos, o de desear lo ajeno? ¡Claro que sí! ¡Todo el tiempo! Mientras estemos en este mundo, será uno de los sentimientos que más deberemos experimentar y enfrentar... y yo no soy la excepción.
¿Qué hemos de hacer, entonces? Jesús dijo: "Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros, como yo os he amado, que también os améis unos a otros." (Juan 13:34)
¡Vaya! una conclusión difícil... pero se las pongo más fácil. El "sabio poeta" Arjona escribió en una de sus canciones: bueno no es el que ayuda, sino el que no jode, acuérdese.
Bien, no podemos ir por ahí pretendiendo una vida de santidad las 24 horas del día los 7 días de la semana los 365 días del año. A veces no podemos o simplemente no nos nace ayudar... pero al menos podemos evitar joder a los demás, ¿no? Es una buena forma de empezar...

Friday, October 26, 2007

Avaricia

Pues bien, me tomó dos semanas decidirme a empezar con la prometida entrega de los 7 pecados capitales pero la verdad no sabía por dónde empezar. Como lo dije el pasado post: literalmente expondré mis peores debilidades en público y es difícil hallar la forma de hacerlo. Además, algunos de estos siete pecados en realidad me pondrán en jaque al momento de escribir... ¿hasta dónde podré hacer un análisis objetivo y profundo de mis vulnerabilidades y fortalezas sin exponerme demasiado? ¿Qué tanta información puedo ocultar sin caer en la mentira? A final de cuentas, este ejercicio tiene como finalidad ir al meollo del asunto y tergiversar las cosas no me ayudará, todo lo contrario.
Pues bien, decidí empezar primero por aquéllos que no me han resultado tan complicados o que me son un poco más faciles de manejar: gula, avaricia, envidia...
Hoy inicio con éste y me seguiré en orden alfabético, para dejarme de líos y dudas de cuál abordar después.
De acuerdo con el diccionario Larousse, la avaricia es el afán excesivo de obtener y guardar riquezas. Mmmmmm... quien me conoce bien, sabrá que ésta no es una de mis debilidades. Yo sí quiero tener dinero, y mucho, pero mis objetivos son más idílicos y hasta un poco utópicos...
El camino a la avaricia es la ambición, que el diccionaro define como la pasión por conseguir poder, dignidades y fama. Y bueno, la ambición bien encauzada no es mala. Una persona ambiciosa busca siempre la forma de seguir adelante, de hacerse de sus bienes, de tener los medios para llevar una vida estable, viajar y gozar de relativa tranquilidad.
Mentiría si digo que no soy ambiciosa, claro que lo soy. Quiero mi carro, mi propia casa, viajar por el mundo cuando me plazca sin tener que preocuparme por que se me acabe la plata, no quiero tronarme los dedos cuando lleguen los estados de cuenta ni preocuparme por las facturas de los hospitales cuando se presente alguna emergencia. Quiero estabilidad financiera y bienes que me garanticen cierta tranquilidad. Y mucho, mucho dinero para poder dedicarme a mis sueños sin preocuparme por qué voy a comer mañana o cómo voy a pagar la colegiatura de mi hija.
La ambición me ha llevado en ascenso en mi carrera profesional, pero si yo fuese avara mi situación actual sería muy diferente. Mi problema, en realidad, es que el antídoto de la avaricia es muy fuerte en mí.
La generosidad, virtud que se contrapone al pecado de avaricia, se define en el diccionario como la actitud o el hecho de ser dadivoso, desprendido, noble, magnánimo. No es que yo me califique como la bondad andante, pero la verdad es que el dinero, cuando lo tengo, es una de las cosas que menos atesoro. Así pues, más que de avara, yo peco de generosa, al grado de ir por ahí donando dinero a cuanta organización de apoyo ambiental o infantil se me pone enfrente.
Cuando puedo y tengo, apoyo a mi familia, a los mendigos en la calle, a mis amigos, a quien lo necesite. Soy tan desprendida que la cultura del ahorro es muy difícil para mí, motivo por el cual he optado por adquirir un seguro de inversión para mi retiro y otro para la educación universitaria de mi hija. Cada mes deposito ahí una lana... es como un ahorro pero no puedo hacer uso de ese dinero hasta que llegue el momento de cobrarlo, salvo que las cosas se pongan color de hormiga y necesite cancelar las pólizas y sacar la lana.
Esto, a final de cuentas, no puede ser tan bueno, como lo estoy aprendiendo ahora que ando de free lance. Es sano y conveniente ahorrar un poco, lo que sea. Saber que hay dinero en la cuenta del banco y no tocarlo, ni donarlo, ni gastarlo...
Pero, bueno, yo he aprendido también con las experiencias de la vida que el dinero va y viene; que cuando se puede ayudar a la gente, Dios nos recompensa después y esto de abrir el monedero y darle a quien lo pide se me da tan fácil que a veces lamento ser así.
No dejaré de ser dadivosa porque es algo que traigo, inherente a mi carácter. Sin embargo, llegó la hora de aprender a guardar un poco y preveer para el futuro, con un fondo al que pueda acceder en caso de emergencia, no el que tengo invertido en los seguros.
Bien dicen que las grandes lecciones de la vida se aprenden a la mala... y a veces hacer cosas buenas y agradables a Dios no necesariamente implica que esté uno en el camino correcto. Hay que ser ordenados, administrados y previsores... y, lo confieso, yo cojeo un poco en estos puntos...

Wednesday, October 10, 2007

Los 7 pecados capitales

Hace unos días vi la película El abogado del diablo (¿apenas? Sí... apenas :P) y lo que más me llamó la atención fue cuando al final de la película Al Pacino (Satanás) dice que su pecado favorito es la vanidad.
No sé si en verdad el diablo tenga predilección por algún pecado en particular, pero me quedé pensando en esa frase. A final de cuentas, la vanidad es el camino a la soberbia, la avaricia, la envidia, el egoísmo, la prepotencia y un sinnúmero de "bellas cualidades".
Posterior a eso empecé a leer un libro llamado La mujer agotada, en el que dicen que aunque no lo reconozcamos, cada vez más mujeres estamos inmersas en una vorágine profesional, personal, familiar, espiritual y social... Y, como en todo proceso, primero hay que reconocer que se tiene un problema y acto seguido detectar la raíz del mismo para después encararlo. El libro aconseja tomarse un tiempo para evaluar puntos específicos que nos han llevado a ser lo que hoy somos.
Yo no se aún por dónde empezar, pero recordé que hace poco ví un documental de Animal Planet sobre los siete pecados capitales en el reino animal.
¿A qué viene todo esto? Pues que metí todo esto en la licuadora de mi cabeza y el resultado fue la brillante idea de redactar la forma en la que yo misma he vivido los siete pecados capitales, a modo de autoestudio, descubriendo cuál ha sido más dominante en mí. Será como desnudarme públicamente... (oooops!)
Así pues, ¡no se me pierdan, porque los siguientes 7 posts estarán interesantes! Jejejeje

De acuerdo con Wikipedia, los "Siete Pecados Capitales" son una clasificación de los vicios mencionados en las primeras enseñanzas Cristianas católicas para educar e instruir a los seguidores sobre moralidad. Comenzando a principios del siglo XIV, la popularidad de los Siete Pecados Capitales como tema entre los artistas europeos de la época eventualmente ayudó a integrarlos en muchas áreas de la cultura y consciencia Cristiana a través del mundo.
Listados en el mismo orden usado por Gregorio I, el Magno (c.540(?)-604) en el siglo VI y después por Dante Alighieri en la Divina Comedia (c.1308-1321), los Siete Pecados Capitales son los siguientes: Lujuria, Gula, Avaricia, Pereza, Ira, Envidia y Soberbia. Cada uno de los Siete Pecados Capitales tiene un opuesto correspondiente en las Siete Virtudes.

Las siete virtudes que forman parte del Catecismo sirven para que el cristiano sepa cómo afrontar la tentación de cometer alguno de los siete pecados capitales, a modo de salvar el alma:
Humildad (Latín, humilitas) contra el pecado de soberbia
Generosidad (Latín, liberalitas) contra el pecado de avaricia
Castidad (Latín, castitas) contra el pecado de lujuria
Paciencia (Latín, patientia) contra el pecado de ira
Templanza (Latín, frenum) contra el pecado de gula
Caridad (Latín, humanitas) contra el pecado de envidia
Diligencia (Latín, industria) contra el pecado de pereza

Monday, October 01, 2007

De vuelta a lo mío

Good news!
Ya estoy colaborando para dos importantes revistas de negocios. Aunque mi primer cheque lo cobraré después de la primera quincena, me siento más tranquila porque ya tengo una actividad que me gusta y me dará ingresos.
¡Gracias a todos por su apoyo y sus porras!

Sunday, September 30, 2007

Tú, otra vez

El viernes pasado me tocó presenciar un accidente en el que un carro se llevó a un motociclista. Afortunadamente, al parecer, fue leve. El del carro se dió a la fuga y el motociclista quedó en el piso mientras alguien se acercó a ayudarlo. Ví que se levantó y que era tal vez más el coraje y el susto que el daño real. Pero entonces sucedió...
Por un momento, un momento solamente, mientras se incorporaba el motociclista, lo ví a él. No pude evitar pensar en Jorge y su moto. Solo por unos segundos me pareció verlo a él, incorporándose lentamente tras el accidente. Espero de todo corazón que esté bien y que Dios lo cuide y lo bendiga donde quiera que esté.

¡Habrase visto!

Las cosas de las que se entera uno...
Ahora sucede que el Gobierno del Distrito Federal demandó al cuerpo de bomberos de la ciudad que paguen por el agua que utilizan para llenar las cisternas de sus camiones y apagar los incendios.
Obviamente, y como ya sabemos todos, los bomberos no tienen dinero para pagar las cantidades de agua que se les están cobrando. Pero, además, ¿qué no se supone que el agua que utilizan debiera estar incluida en el presupuesto de operación de los bomberos, que, por cierto, dependen del Gobierno del Distrito Federal?
El jefe de bomberos tuvo que solicitar que la deuda les fuera condonada... pero, insisto... ¿qué va a pasar de aquí en adelante? ¿Les llegarán facturas de agua que deben pagar tras cada incendio que apaguen?
Me pregunto si, a falta de presupuesto propio, en adelante los bomberos le harán firmar una forma (o pagaré) a las víctimas del incendio, en la que se comprometen a pagar por el agua que se utilice para apagar las llamas que consumen su hogar o negocio.
Imagínense: "¡híjoles! No pudimos salvar su casa pero aquí tiene la factura por los chorrocientos mil litros de agua que se gastaron en el intento..."
O la otra opción, que decía mi mamá, "ya veo a los bomberos conectando sus mangueras en la toma de agua de la llave para regar el jardín..." de esa forma no serán ellos quienes corran con los gastos... buena ésa.
Cosas como ésta dan hasta coraje. Pero que no le pase a un funcionario que se le queme su casa y que los bomberos le salgan con que no pueden ir a apagar el incendio porque les cortaron el agua por falta de pago... jajajajaja... me gustaría ver eso :P

Wednesday, September 26, 2007

¿Ser o no ser?

En una de las entrevistas que tuve recientemente me preguntaron: ¿eres periodista de profesión o de vocación?
¡Sopas! De la nada me topé con una pregunta que yo me debí haber hecho hace tiempo... bueno, en su momento me la hice pero me dí atole con el dedo y me dije que soy escritora de vocación y por lo demás puedo desempeñar cualquier rol relacionado con lo que estudié.
¡Diantres! Me fui a dar cuenta de que no es así. Si hay algo que he sabido desde que tengo 13 años es que lo que más me gusta es escribir. No estudié Ciencias de la Comunicación solamente por el temor de que si me dedicaba únicamente a escribir podía morirme de hambre. Estudié esta carrera porque el periodismo es lo más parecido a la literatura, y me gusta mucho. Pero bueno, en algún momento de mi vida profesional perdí el objetivo y se me estaba olvidando.
Ahora que ando desempleada, pero feliz, me vengo a enfrentar con una disyuntiva que hace años no quise tomar, porque se me antojaba arriesgada. ¡Cuánto más ahora que tengo una pequeña de cuatro años! Sin embargo...
Señores, salvo que se me presente una opción que vaya de la mano con mis intereses, me represente crecimiento personal y profesional y sea bien remunerado... he decidido que ya es hora de seguir mi sueño para hacerlo realidad.
Esta pausa en mi trayectoria profesional bien puede ser la oportunidad para empezar el libro que hace más de un año nació en mi cabecita y ya quiere ver la luz. Si tan sólo amarro algunas participaciones como free lance en alguna de las revistas de negocios importantes del país, entonces podría darme el lujo de hacer lo que quiero.
Estoy consciente de que ello implicará una reducción considerable en mis ingresos, pero dada mi experiencia en mi último empleo, tengo claro que un trabajo bien remunerado no me hace feliz, si no es lo que quiero. ¿Qué le he de hacer? Tengo un corazón bohemio y una resistencia a desempeñar una profesión que no me plazca. Sé que eso puede ser como cavar mi propia tumba, pero si algo sé es que lo que hago bien es escribir. ¡Y encima me gusta! Si encuentro que me paguen por ello, ¿qué mejor?
Por cierto, aprovecharé para entrar a www.puntodelectura.com.mx, ví en un cartel que te pagan por leer... veamos de qué se trata, ¿no?

Tuesday, September 18, 2007

¡Libre!

Pues aún no estoy del todo segura si debo estar feliz o debiera empezar a preocuparme. La cosa es que el viernes pasado fue mi último día en la empresa donde trabajaba.
No había ya publicado nada recientemente pues no me sentía de ánimos para ello. De pronto, un buen día me percaté de que me generaba más angustia quedarme en ese empleo que perderlo aún sin tener nada seguro.
La idea que me vendieron cuando acepté el trabajo se distorsionó velozmente y con sólo cinco meses en la empresa me dí cuenta que terminé involucrada en cosas que ni se me dan, ni me gustan, como las ventas, mientras que las habilidades que tengo, por las que supuestamente me contrataron, pasaron a un segundo plano, no eran prioritarias ni importantes.
Me ví inmersa en un proceso de entregar resultados inmediatos sobre proyectos que en mi vida había manejado, que requerían de un tiempo de entrenamiento, de aprendizaje, de desarrollo de ciertas habilidades. No es que no pudiera aprenderlas, es que no es lógico esperar que esas habilidades se adquieran de la noche a la mañana.
Terminé siendo responsable de actividades críticas y urgentes de las que no tengo experiencia ni conocimientos, sintiéndome todo el tiempo incompetente y frustrada por no poder alcanzar los resultados. Mientras tanto, aquéllas capacidades y habilidades que sí podían generar resultados inmediatos estaban siendo relegadas... en vez de sentirme un jugador A me sentía un jugador B, tirándole a C.
También es cierto que soy muy dura conmigo misma, pero cuando me dí cuenta del giro que habían tomado las cosas tuve que amarrar mi orgullo y mi necedad del "sí se puede, ¿cómo de que no?" Tuve que reconocer que dadas las circunstancias, no podría yo dar el ancho. O ellos me daban más tiempo para aprender (digo, apenas el viernes cumplí 5 meses ahí), o algo cambiaba... ninguno de los dos escenarios era viable.
Lo que procedía era decisión mía: emperrarme y echarle todas las ganas del mundo, o buscar algo que me hiciera sentir realizada y feliz. Porque, ¿la verdad? al final la sola idea de tener que ir a trabajar me oprimía fuertemente el corazón.
Todo se fue sumando: los tiempos, las distancias, las frustraciones laborales, el no ver a mi hija, los gastos que implicaba el estar tanto tiempo allá, la forma en que todo esto me afectaba y el carácter que tenía... al final, no valía la pena.
Le perdí el gusto, le perdí el interés al proyecto y me estaba costando el doble de trabajo sacar la chamba...
Con mucha pena tuve que admitir que no es lo mío y aún a sabiendas de no tener nada seguro, más allá de dos ofertas verbales de empleo de las que no había ni empezado el proceso de ver qué onda, el día 2 presenté mi renuncia.
Yo toda mona calculé tiempos de entrega y le dije a mi jefe que me quedaba hasta el 30, pero ya ven cómo es esto de las chambas, y el viernes me dieron las gracias.
Obvio, no terminé de entregar todo, pero si ellos así lo decidieron, es su rollo. ¡Claro! Ahora dirán que no les entregué a tiempo. Efectivamente, mi intención era dejar la chamba como es debido, pero me cambiaron la jugada.
Triste por no haber cumplido un reto. Frustrada. Molesta por cómo se dieron las cosas. Pero tranquila, de verdad. Así festejé con mi familia el día de la Independencia... el día en que finalmente yo también pude sentirme libre...
Pero bueno... ahora volvamos a la realidad. Ando buscando chamba, si alguien sabe de algo donde pueda desarrollar y explotar mis habilidades como comunicóloga, se los agradeceré.
Pero, por favor, ¡nada de ventas! Pls, pls, pls... eso sí que nomás no.

Friday, September 07, 2007

A diez días de que llegues al tercer piso...

¿Ahora quién, si no soy yo? Me miro y lloro en el espejo y me siento estúpido, ilógico, y luego te imagino todo regalando el olor de tu piel, tus besos, tu sonrisa eterna y hasta el alma en un beso... en un beso va el alma y en mi alma está el beso que pudo ser...

(Marc Anthony)

Wednesday, August 29, 2007

Memorias inolvidables

Hay cosas que olvidamos con el tiempo, pero hay otras que si bien duran apenas unos segundos, permanecen para siempre.
He aquí un breve listado de algunas cosas que no he olvidado, ni creo que lo haga...

1. El momento en que mi mamá me describió cómo se siente cuando alguien te gusta.

2. El día en que Jesús Gabriel me defendió de Enrique.

3. El día que vi a Edgar peleando con Alejandro.

4. Mi primer beso... (¡guácala!)

5. El día que Pablo se me declaró.

6. La reacción de las fans (incluyéndome) cuando el rayo láser empezó a dibujar la carita de Marinela al iniciar el concierto de los New Kids On The Block.

7. La sensación indescriptible cuando me bauticé en agua (soy cristiana, me bauticé a los 16, después de convertirme)

8. El día que vi a Polo en las escaleras, con pupilentes azules.

9. El día que Polo me besó por primera vez.

10. El rostro de mi papá, la primera vez que lo visité tras salirme de la casa... (aún me duele ese recuerdo :( )

11. La sonrisa y postura de Beto, la primera vez que lo vi.

12. El primer llanto de mi sobrino Jonathan cuando nació.

13. La muchacha que brincó a las vías del metro para suicidarse.

14. El sonido del golpe, los frenos, los gritos de la gente que presenciamos el suceso.

15. La mirada triste y desconsolada de Rafael, la primera vez que lo vi en el bar.

16. La imagen distorsionada del ultrasonido de mi hija.

17. La primera vez que vi los ojos de mi hija.

18. La primera vez que la bañé.

19. La vez que se cayó de la cama :S (aún me siento culpable)

20. La mirada y la sonrisa de Jorge cuando lo conocí.

21. El rostro aterrado y el grito de mi hija, cuando la asusté de verdad mientras jugábamos a las escondidillas... (Sí, culpable, culpable, culpable)

22. El momento en que recibí la noticia de la muerte de mi prima.

23. El momento en que la vi en el féretro.

24. La mirada y la caricia de Jorge en aquella primera cena en su casa.

25. El beso de Rafa.

26. La imagen de mi nena triste cuando llegué tarde a su clase abierta de computación, porque pensaba que yo no iba a ir (me partió el corazón... :( )

Sunday, August 26, 2007

Del vocabulario de Vale

Flotacaídas: Dícese del dispositivo que ayuda a evitar un golpe cuando se cae a gran velocidad hacia el agua.

Orear: Orar (pedir o interceder) por alguien mientras se disfruta una galleta Oreo :P

Refrijador: Palabra corta para referirse al refrigerador.

Tesisquiapan: Sitio donde se elaboran tesis sobre el pan.

Yurex: Cinta adhesiva.

Thursday, August 23, 2007

Llueve en la Ciudad

Y siempre que llueve recuerdo de nuevo:

1. El chocolate caliente con queso
2. El viaje en moto
3. Esos días que no volverán pero no terminan de irse...

Ojalá se me borrara esa sonrisa que se me quedó tatuada desde que te conocí...
:(

QDTBJ

Wednesday, August 22, 2007

¡Vaya ingenio!


Me cae que aquí no perdonamos nada. Yo me quedé con ganas de ver Transformers en el cine, pero ¡oh, sorpresa! Mi hermano me hizo llegar su aportación y la neta, me gustó más, jajajajajaja.
Esta imagen ya anda circulando por la Web. Quién sabe quién la hizo y si en verdad es de autoría nacional, pero conociendo el ingenio mexicano ¿alguien lo pondría en duda?

Monday, August 13, 2007

Dualidad

El fin de semana fuí en un viaje express a Tequisquiapan, con el único objetivo de visitar a mi mamá porque tuvo apendicitis a tal grado que se tornó en peritonitis y la tuvieron que operar hace una semana. Sabía que ya estaba mejor pero una tiene que cumplir su deber de hija y me lancé el sábado para regresar ayer.
La verdad, la sola idea de viajar 4 horas (contando el trayecto desde mi casa) me daba muuuuucha hueva, neto. Así, con todas sus letras. Además, eso de cargar con maleta e hija por la terminal del norte no es precisamente lo más emocionante, pero bueno.
Sin embargo, ya estando allá, experimenté la tranquilidad de la vida pueblerina y deseé tener un empleo con un horario más holgado y menos responsabilidades, como para permitirme quedarme un par de días en ese lugar que me pareció de ensueño tras el nivel de estrés que he venido cargando.
Mi mamá se está quedando con una tía, que renta una casa en Los Claustros, un lugar cerca del centro. Los Claustros es una privada muy grande, y la zona donde mi tía renta su casita tiene acceso por la parte posterior a un jardín compartido y un estanque con patos. Hermoso. Ayer desayunamos al aire libre, tomando el sol y viendo a los patos nadar.
Me gusta mi trabajo, aunque es muy demandante, pero en ese momento no pude más que lamentar no tener la posibilidad de quedarme y disfrutar más días mi estancia en aquel lugar... y es que justo estaba en pleno proceso de relajación cuando me percaté que ya eran las 4:00 pm, tenía el tiempo justo pa' empacar mis chivas y salir a la terminal, con la esperanza de tomar el camión de las 6:00 y llegar a mi casa a las 10:00...
Sobra decir que llegué rendida y, pa' colmo, pasé una noche de perros soñando (como muchas otras noches últimamente) con los pendientes del trabajo.
:(

Thursday, August 09, 2007

Una verdad absoluta


Hoy leí el siguiente enunciado en el nick del messenger de una amiga: "he mentido... sigo callando muchas cosas..."
Creo que sé a lo que se refiere, aunque tal vez me equivoque.
Como sea, por mi parte, leí esa frase y me puse el saco.
Nada más cierto: me callo muchas cosas...

Thursday, August 02, 2007

Reflexiones pasajeras

Le robo unos minutos a mi chamba para desahogar algunos pensamientos que traigo dándome vueltas en la cabeza, empezando por una muy atinada sobre los celulares (digo, para seguir en el tema del momento, jejejeje).
Pues ya tengo el mío, ¡hurra! Vaya que es importante tener esa cosita vibrante en las manos... (mmmmm... sigo hablando del celular, ¿eh? Está bien, me proyecté, jejejejejeje.) La cosa es que apenas hace unos días les decía que gracias al celular uno puede encontrar a quien quiera a la hora que sea... pues bueno, no siempre es conveniente. Y no porque te agarren en el baño (sí, como el Tigre de Santa Julia), sino por las incómodas llamadas de madrugada.
Una amiga me contó hoy que ayer le habló un fulano a su celular a las 4:30 am. Obvio, el tipo estaba perdido en alcohol y esperaba que mi amiga saliera de su casa a esa hora para irse con él por ahí. Ella lo mandó directito a la ch... pero mientras tanto, él ya había violado su sacrosanto sueño.
Yo fui víctima de llamadas como ésta y puedo decirles que son muy molestas. En momentos como esos se pregunta uno por qué no apagamos el celular de noche, pero bueno, bajo el pretexto de estar disponibles por una emergencia, el bendito aparato se mantiene encendido día y noche, hasta que se le acaba la energía.
El otro pensamiento que ha rondado mi cabeza, está relacionado también con un post anterior, que habla sobre el Éxodo del pueblo israelita. Nuevamente me invadieron sentimientos de cansancio, de pesadumbre y hasta de hartazgo por no tener lugares cercanos donde comer una comida casera decente. Justo estaba por quejarme cuando otra vez, como balde de agua fría, recordé cómo se quejaban los hebreos con Moisés y se lamentaban por estar en el desierto y deseaban volver a Egipto, donde vivían como esclavos.
Recordé que Dios les enviaba diariamente alimento y ellos no lo agradecían. ¡No estaban agradecidos con un Dios que había hecho milagros increíbles y preferían volver a Egipto! Sin embargo, reflexionando un poco, hoy entendí la razón. La Biblia en realidad no es muy específica sobre lo que el pueblo israelita tuvo que pasar en los años que vivieron en el desierto. Pero si uno lo piensa un poco, es fácil deducir algunas cosas que pueden quebrantar la fé de cualquiera:
1. El intenso calor del día, sin agua
2. El extremo frío de la noche
3. El cansancio de caminar diariamente, cargando familia, animales y casa
4. La rutina (imagínense levantarse todos los días sabiendo que vas a desayunar, comer y cenar lo mismo de ayer, y de antier...)
5. La monotonía (imagínense caminar cada día viendo el mismo paisaje: dunas, dunas y más dunas...)
Podría seguir enumerando cosas, pero creo que éstas ya nos dan una idea más clara. Así, pues, creo que nadie está exento de dudar o sentir monotonía o hartazgo. La cosa es, ¿qué hacemos con ella?
Todos atravesamos desiertos en esta vida, pero de cada uno depende llegar a una tierra con abundante vegetación. Así que no nos queda de otra... a echarle ganas, ¿que no?

Monday, July 30, 2007

Y llegamos a las 100

En realidad le iba a poner otro título al blog, pero cuando entré al sistema me percaté que ésta es la entrada número 100 que escribo. Sí, seguro que para algunos no es nada, pero para mí es poco más de un año de confesiones en este blog. Así que estamos de fiesta... ¡hurra!
Lo que en verdad quería contarles hoy es que ya que se acostumbra uno al teléfono celular las 24 horas del día los 365 días del año, ¡qué gacho se siente no tenerlo!
Mi papá me decía el otro día que estoy incomunicada. Inmediatamente le respondí que no porque tengo teléfono en casa y en mi oficina. Y hace unos años eso era más que suficiente para cualquiera, ¿no?
Sin embargo, la celulomanía ha provocado que hoy en día estemos acostumbrados a encontrar a la gente donde quiera que esté, y a que nos encuentren de la misma forma, sin importar si estamos en el cine o en el baño... digo, bañandonos... ¿qué pensaron? (bueeeeno... también :P)
Así, hoy estoy sufriendo por el proceso de "desintoxicación" del celular... y vaya que cuesta. Tan chido que es tener el teléfono a la mano y llamarle a quien quieras a la hora que se te dé la gana.
Ni hablar... ya me urge el mío...

Thursday, July 26, 2007

Me atracaron... :(

Ni hablar, me tocó a mí. Lo bueno (dentro de lo mala que pudo haber sido la experiencia) es que en realidad no tenía nada que se pudieran llevar. Y gracias a Dios no me pasó NADA... no me tocaron, no me ofendieron siquiera verbalmente. Yo me porté bien y me dejaron ir.
Salí de mi oficina como a las 7 pm y abordé un taxi que al parecer tenía todo en regla, sus placas, tarjetón y taxímetro. Apenas dimos la vuelta aminoró la velocidad y eso me causó mala espina, pero ni tiempo tuve de reaccionar antes de que dos fulanos se metieran, uno de cada lado. Ahora bien, yo siempre reviso que los seguros estén puestos... esta vez simplemente se me fue. Ni hablar.
En cuanto se subieron les dije: "no tengo dinero, se los juro". Me dijeron que cerrara los ojos y que si yo estaba tranquila no me pasaría nada. Esculcaron mi mochila, sacaron las tarjetas de mi cartera y me preguntaron los NIPs como 30 veces... uno de ellos se bajó en un cajero y efectivamente verificó que les dí los NIPs correctos pero que no tenía gran cosa. Ora sí que afortunadamente para mí llegaron ellos en mal momento, cuando ya había pagado yo gastos de renta, reinscripción de Valeria, su curso de verano, le había pagado a mi contadora, había hecho despensa, pagado luz, teléfono y cable, además me tocó pagar una lana por concepto de mantenimiento de la bomba del edificio donde vivo... en fin, estaba literalmente muy gastada y los fulanos, a falta de dinero, se llevaron mi palm, mi celular (así es, ya no lo tengo, no me llamen...), el celular de mi trabajo y hasta mis aretes, que me regaló hace dos años una amiga por mi cumpleaños.
Pero, de los males, el menor: no me hicieron NADA. Absolutamente nada. No me tocaron, no me gritaron, no me pusieron la pistola en la cabeza ni la navaja al cuello, NADA. Yo en realidad no sé si llevaban armas o no, pero la sola idea de que me metieran al menos una golpiza me parecía lo suficientemente persuasiva como para no hacer nada que los alterara.
Después de algunas vueltas me fueron a botar hasta arriba de Interlomas y ahí unas señoras me dieron $10 pesos para el camión y me dijeron dónde tomarlo, para que me llevara a Chapultepec o Reforma.
¿Les cuento algo? Fuera del susto inicial, pude mantenerme tranquila todo el tiempo. Sí, obviamente estaba nerviosa y las manos me sudaban frío, me inquietaba en el fondo que los fulanos se enojaran al descubrir que en realidad no tenía mucho que se pudieran llevar. Pero justo en ese momento donde la confianza en los hombres se desploma más allá del suelo, pude probar mi fé.
Sabía que Dios no permitiría que me pasara nada, y decidí confiar en Él. Así pues, a mí no me sorprende que no me haya pasado nada, porque más allá del incidente yo pude sentir Su protección en todo momento.
No se preocupen, en verdad estoy bien. Incluso el hecho de saber que se fueron con las manos prácticamente vacías, ahora me provoca risa. No cabe duda que hasta los asaltantes tienen sus "días malos", jejejejeje. No me malinterpreten: de verdad espero que les llegue la justicia divina, pero no me corresponde a mí quedarme con el pesar de manera permanente.
Ahora, a cuidarme más. Por lo pronto, borren mi número de sus agendas. Cuando tenga el nuevo se los daré a conocer y les pediré el suyo.

Monday, July 23, 2007

Amor sin barreras... ¡qué basca!

Finalmente ví el aclamado filme, que ya es todo un clásico, Amor sin barreras... no sé si ustedes ya lo vieron pero a mí no me pareció nada fuera de este mundo.
De entrada, la historia me recordó muchísimo a la trama de Romeo y Julieta, con una ligera variante al final, pero por lo demás es casi lo mismo, transportado a Manhattan por ahí de los años 60 y el odio entre puertorriqueños y neoyorquinos, en vez de entre los Montesco y los Capuleto.
Es demasiado largo para ser un musical, y eso que a mí me gustan los musicales. Pero, sobre todo, lo que de plano no pude digerir, fue la historia de amor.
Se conocen en una fiesta y de inmediato se enamoran, a los cinco minutos se besan, un par de horas más tarde él la busca para decirle que la ama, al día siguiente él mata al hermano de ella, media hora después hacen el amor y luego lo matan a él. (WTF????)
Perdonenme pero ésta ni yo me la creo, y eso que soy romántica de hueso colorado. Sí, del tipo romántico de la novela de ese género, donde los autores promovían el dominio del sentimiento sobre la razón y escribían historias en las que el enamorado era capaz de matar al objeto de su amor si éste no le correspondía.
Ahora me pregunto, ¿cómo es posible que nuestras madres y abuelas juzguen a las nuevas generaciones si en películas como Amor sin barreras las muchachas se acostaban con un perfecto desconocido al día siguiente de conocerlo? Y más aún, acostarse con él ¡sabiendo que acaba de matar a tu hermano!
¿Soy la única a la que no le queda clara la dinámica aquí? Tal vez sea que soy más conservadora de lo que puedo reconocer, pero de verdad, este filme me parece una copia barata de Romeo y Julieta y será un clásico, pero yo no se los recomiendo...

PD: Bueno, si de algo me sirvió ver la peli es que ahora ya sé de dónde vienen las canciones "Maria, I just met a girl named Maria...", "Tonight, tonight...", "I feel pretty" y "Someday, somewhere..."

Thursday, July 19, 2007

De shopping

No pude evitarlo. ¡No pude! Después de comer, pasé por una zapatería y de reojo alcancé a ver unos zapatitos que me hicieron ojitos. Me frené en seco y entré a la tienda, pensando que tal vez al verlos de cerca me desencantaría y me daría cuenta de que no eran lo que busco desde hace semanas...
Efectivamente, no eran lo que yo quería a final de cuentas, pero no me importó porque ya estando ahí dentro mis ojos se posaron en un par que sí era e-x-a-c-t-a-m-e-n-t-e lo que venía buscando... ¡se los juro! Bueno, el tono es ligeramente más oscuro, pero el modelo, el diseño, la combinación de colores... son exactamente lo que quería.
Así que, sin más, me los compré.
¡Por Dios! Espero no convertirme en una chica material, que se va de shopping a las tiendas glamorosas... ¡no es mi estilo!
Pero, ¿la verdad? Admito que se siente bien comprarse lo que a uno se le antoja en el momento en que lo ve... :P

Wednesday, July 18, 2007

¿No que estamos de vacaciones?

Bueno, no todos, pero se supone que las escuelas sí y eso debiera aligerar el tránsito diario. Pues yo no sé qué diablos pasó hoy pero había un tráfico endemoniado.
Si hay días en los que todo se junta, hoy fue uno de esos. Salí con tiempo para dejar a mi hija en su curso de verano pero no contaba con que había patrullas bloqueando el acceso a Tlalpan, así que Río Churubusco iba a vuelta de rueda.
Luego, desde que tomé Periférico, endiabladamente cargado, y encima Palmas, que se vino a desbloquear ya casi hasta entroncar con Reforma...
Ni hablar. Y días como hoy, con sueño, con frío... días como hoy no quiero ni trabajar. Ya ni pez.

PD: Todavía tengo gripa... :(

Tuesday, July 17, 2007

De gripes y pizzas

Pues bien, estoy aquí, encerrada en mi casita y metida en mi camita porque afuera llueve y hace mucho frío cuando de pronto sucumbo a la tentación de pedir una pizza. Tengo hambre, pero aunque tengo bastante comida en mi refrigerador hoy es uno de esos días en los que simplemente no se me antoja nada de lo que ahí hay. Además, no quiero comer nada frío y tengo flojera de preparar algo caliente. Si a eso le sumamos un terrible antojo por comer queso derretido... voilá! Un telefonema y la pizza a domicilio.
Sin embargo hoy me ha tocado que me atienda una señorita que seguramente es nueva, pues repitió todo el speech de ventas a conciencia. Como el "desea agregar una capa extra de queso pues así su pizza tendrá 50% más de queso...." (¿neto? esa no me la creí... pero me gusta mucho el queso y ordeno el dichoso "extra-queso" por únicamente $13 pesos más.)
Cuando no pude evitar reírme en su cara... bueno, en su oreja, fue al final de la llamada, que me dice: "Señorita L, hizo usted una excelente decisión al ordenar la pizza Mia mediana blablabla..." ¿Cómo? ¿Hice una excelente decisión? ¿Y si hubiera pedido una de los deditos de queso en la orilla, o con otros ingredientes? ¿Seguiría siendo excelente mi decisión?
Esto de los diálogos de mercadotecnia, si no se manejan bien, pueden resultar contraproducentes... y lo digo ahora que estoy precisamente ejerciendo una labor de marketing.(Manena... ¡si supieras cuánto te extraño!, y más ahora que estoy desarrollándome en una profesión que tú estudiaste... a veces me gustaría platicar contigo... eras tan brillante. Sigues en mi mente y en mi corazón, nena.)
Estoy aprendiendo mucho, pero al mismo tiempo me sigo topando con barreras. De pronto me cuestiono mucho qué hice, en qué estaba pensando cuando tomé la decisión de cambiarme de trabajo. Pero justo entonces, como un balde de agua fría, recordé cómo el pueblo de Israel le recriminó a Moisés (y a Dios) el haberlos sacado de Egipto y llevarlos por el desierto. Entendí que si los israelitas tuvieron que andar 40 años por el desierto fue porque no confiaron en su Dios... un Dios que, por cierto, hizo para ellos milagros que no hemos vuelto a ver... y aún así, dudaban de Él y decían: "mejor sería regresar a Egipto, donde teníamos casa y comida".
Recordé este pasaje e inmediatamente recordé otro versículo, que indica que Dios no sacó a su pueblo para llevarlo a un sitio peor. Y entonces me tranquilicé: Cambié de trabajo para estar mejor, aunque de pronto sienta que estoy cruzando un desierto.
También entendí, con esta analogía, que mi estancia en este "desierto" puede ser tan corta o tan larga como yo quiera: si me aplico, si estudio, si hago las cosas como es debido y confío en Dios, todo irá bien y aprenderé rápido. Pero si me tiro a la hueva y me pongo en la actitud de no querer crecer -porque crecer duele- y me achico por temor de las responsabilidades, entonces me queda claro que será un largo y caluroso desierto...
En fin, ya llegó mi pizza y quiero disfrutarla calientita, y con este clima no creo que dure mucho así. Voy a la cama a sonarme los mocos y comerme un buen pedazo de pizza... una excelente decisión, ¿no?

Monday, July 09, 2007

Inteligencia emocional

Hace unos días compré este libro pues he escuchado mucho hablar de él, aunque todavía no he tenido tiempo de leerlo. En la carátula, debajo del título, se lee: "Por qué es más importante que el cociente intelectual".
¿Por qué? Aún no lo leo pero creo que tengo una vaga idea del por qué... Hará unas dos semanas que en la serie Desperate housewives, una de las protagonistas, Susan (una torpe y romántica madre soltera) trataba de proteger a su hija de enamorarse de un tipo que le rompería el corazón. La muchacha le preguntó: "tú siempre has dicho que soy muy inteligente, ¿por qué ahora no confías en mi juicio?"
Susan miró con ternura a su hija y le respondió: "Cariño, la inteligencia no tiene nada que ver con los sentimientos."
¡Sopas! Duro y a la cabeza. La historia de mi vida. Tras escuchar, en los últimos días, halagos hacia mi persona y releer mi propia cronología del corazón, me queda clarísimo que mi problema es que no he sido capaz de unir la inteligencia con los sentimientos. Es más, no he podido siquiera conseguir que mis sentimientos tengan un poquito de sesos. Y ahí es donde vengo perdiendo desde que tenía cinco años y descubrí, por primera vez, cómo se sentía cuando un chico te gusta.
Ya desde niña me paralizaba. Ya desde niña estaba marcada...
Ahora, tras veintemil desencantos amorosos y una responsabilidad para toda la vida, me la pienso dos veces o hasta más, antes de volcar mis emociones en un nuevo príncipe Encantador fugaz. Y así, me descubro atorada en un momento emocional que debió haber pasado hace mucho tiempo.
Releyendo las cronologías caí en la cuenta de lo enamoradiza que siempre he sido, al grado de sentir algo por dos personas en un mismo momento. Y, sin embargo, hace ya tres años que me anclé a un fantasma virtual. Y pienso que seguramente no lo suelto por temor de hacerme nuevamente a la mar. Creo que no quiero correr el riesgo de naufragar otra vez...
Y mi temor radica, precisamente, en mi nula habilidad para seleccionar adecuadamente a quien de verdad me quiere, y me voy con el que mi corazón quiere, aunque no sea el que más me conviene, sino todo lo contrario...
Así, pues, me daré el tiempo y la oportunidad para leer el afamado libro de Goleman, y veremos si hay alguna esperanza para esta alma en pena...