Tuesday, September 14, 2010

Sexo, mentiras y amor

Dice la publicidad del programa de TV Las Aparicio: "¿Por qué ahora que el sexo es tan fácil se vuelve tan difícil encontrar el amor?" Me aventuro a pensar que es porque una vez tumbados los muros de los prejuicios morales, cada vez hay menos interés de mezclar el corazón con el sexo. Aunque, definitivamente, es algo que los hombres hacen mejor que las mujeres... o al menos eso pareciera.

Mi mejor amigo me decía que pertenecemos a una generación en la que se nos enseñó a mezclar el corazón con los genitales y que por eso resulta difícil ir por ahí como las nuevas generaciones, que gozan de más libertad sexual... ¿o libertinaje, diría yo?

Las chavas y los chavos hoy en día no se andan por las ramas. Si quieren sexo lo piden y punto. Los hombres no tienen que ofrecer la idea de amor a las mujeres ni quedarse comprometidos con ellas; es decir: no tienen que tener novia para garantizar su dotación semanal de sexo. En teoría, eso los libera a ellos de las falsas promesas de amor... ¿o no?

Las chavas, por su parte, ya no esperan al príncipe encantador que llegue a prometerles amor y fidelidad... se abren a quien sea y como sea; lo importante es el momento, el mañana ya veremos. Y, como viven libres de tabúes, no les interesa entonces mezclar sentimientos con placer... ¿para qué enamorarse de uno si se puede gozar con varios?

Curiosamente, mi perspectiva es que debiera ser al revés: cuando uno es adolescente debía ser más iluso, más romántico... y al crecer pierdes eso, y pierdes también los prejuicios. Pero no es así en la realidad.

Cada vez más, los hombres de mi edad o mayores buscan mujeres jóvenes. ¿Por qué? Porque como dice mi amigo: son más directas, más abiertas y no les da por sentirse putas si se acuestan con medio mundo, como nos enseñaron a las de nuestra generación.

No quisiera generalizar, pero sí conozco algunos casos. De la misma manera, conozco mujeres que casi en los 40 me salen con que ellas no pueden tener relaciones sexuales si no están enamoradas. Digo... yo las respeto, pero francamente creo que ese tipo de argumentos desata la conducta donjuanesca de los caballeros. Estoy convencida de que si una mujer esgrime la bandera del "conquístame si quieres sexo" habrá más de uno dispuestos a lanzar su mejor estratagema para conseguirla... y le venderá la historia que ella quiere escuchar.

En algunos casos, contadas excepciones, el caballero tal vez termine enamorado de la dama. Pero el grueso de las historias nos narra un desenlace típico: mujeres dolidas que se sienten engañadas.

Y es que esa manía de cambiar sexo por amor establece normas generales en el trato entre hombres y mujeres que complica las relaciones. El problema, atacándolo directamente, es que la mayoría de las mujeres de mi generación siguen con el rollo del qué dirán, de no sentirse mal por tener sexo en vez de hacer el amor, como si por ello se convirtieran en rameras. Por ende, cuando tienen algún encuentro sexual piden que termine con el apapacho conveniente... ¡Error!

El sexo es sólo sexo. Punto. Si después del acostón dan ganas de quedarse platicando y compartiendo como consecuencia de la intimidad, chido, pero si no, está bien. Ahora, si resulta que hay química y dan ganas de apapacho, pero entre los dos está claro que no hay compromiso ni mucho menos amor, entonces hay que cuidarse mucho de usar palabras como "mi amor" o "mi vida"... cosa que, en mi experiencia reciente, de pronto se les dá muy fácil a algunos hombres. ¡Vamos! ¿Cómo no quieren que una se vuele si se comportan como si hubiera un compromiso?

En lo personal, yo no puedo soltar palabras tan fuertes como "te quiero" a menos que lo sienta de verdad. Si después de un encuentro íntimo vienen palabras cariñosas y hasta planes, es porque ya hay sentimientos involucrados. De lo contrario, me abstengo de ser melosa. Y estoy acostumbrada a lidiar con gente franca, que piensa igual que yo. Pero a veces se aprenden lecciones nuevas.

A mí me gusta que me digan las cosas como son y no que me vendan ideas. Pero de pronto me topo con caballeros acostumbrados a vender historias, porque en su experiencia eso es lo que han aprendido que las mujeres quieren.

También es cierto que las mujeres nos manejamos por códigos que resultan confusos para los hombres: decimos "no" cuando queremos decir "tal vez", y usamos un "tal vez" en vez de un "sí"... Es una forma de disfrazar las intenciones, de seducir sin proponerlo directamente y de esta manera no ser vistas como unas lagartonas (empezando por las de nuestro mismo género).

Pero la verdad es que las mujeres pensamos en sexo tanto como los varones. Claro que sí. Y por no ser directas entramos en el juego en el que ellos deben adivinar si en verdad queremos y nos estamos haciendo del rogar para que nos conquisten... para que así no vayan a pensar que somos unas locas.

Yo en lo particular creo que, independientemente del género, lo que cada quien haga con su sexo es asunto suyo. Lo que no se vale es divulgar a los cuatro vientos con cuántos(as) ha estado, o mucho menos, jugar con los sentimientos ajenos.

Se vale intercambiar sexo por sexo, pero no así sexo por amor. Claro, sí, hay mujeres que así lo prefieren. Yo no. El problema es que los hombres están tan acostumbrados a mentir, porque así han sido "educados" socialmente, que no pueden ver bien cuando una mujer pide franqueza. Más aún, me atrevo a suponer que bajo la premisa de que las mujeres decimos una cosa por otra, cuando los varones se topan con una que en verdad les dice "no" ellos lo toman como un "tal vez" y una invitación a esforzarse.

Insisto... no es mi caso. Me encabrona que me vendan una historia que no es... aunque reconozco que entiendo por qué lo hacen. Sin embargo, no lo justifico. Romper corazones es un deporte que nunca compartiré ni veré con buenos ojos. Yo no soy así, no puedo ser así, y espero de la gente con la que me involucro que tenga los suficientes como para ser honesto.

A final de cuentas, cuando se venden cuentos y llega el desengaño se genera desconfianza. Y una relación que pudo haber sido chida si se hubiera entendido desde el principio que era sólo sexo, se echa a perder, o tal vez se pierda la oportunidad de llegar a algo más porque en adelante ya no habrá confianza en la palabra de quien ha mentido.

Hablo igual por ambos géneros, aunque los roles suelen ser el femenino que quiere ser engañado y el masculino que dice lo que ellas quieren escuchar. ¿Y qué tal si lo que una quiere escuchar es la verdad? ¿Pueden los hombres lidiar con esto o es algo que no pueden creer? ¿Podemos las mujeres pedir la verdad o es que todas, en el fondo, deseamos que nos digan lo que nos gustaría escuchar aunque sepamos en nuestro interior que no es más que una mentira? ¿Podemos ser honestas? ¿Pueden ser honestos? ¿O es un lazo que llevará atada nuestra generación y tal vez sea roto solamente por los adolescentes de hoy, a riesgo de caer en el libertinaje y la promiscuidad?

PD: El objetivo de este post no es despotricar contra nadie en particular. La idea salió de una charla con un amigo, sobre experiencias suyas y mías. Va para los dos géneros por igual. Es más bien una carta de opinión y una exhortación a la honestidad, para ambas partes.

1 comment:

Francisco Pérez said...

Está muy largo y no coincido con lo de que las mujeres ahora son más "abiertas". Por lo menos las mexicanas siguen siendo y serán románticas y aunque no lo quieran aceptar dependen, en su mayoría, de ideales.

Yo creo que trasladan su necesidad de compañía a sus hijos, perros, mascotas y novios -alejándose de la familia- o a la familia -alejándose de sus parejas.