Monday, February 29, 2016

Cooked: Tierra. Volver a las raíces de la comida.

El fin de semana terminé de ver el documental Cooked. El último capítulo, Tierra, habla sobre los alimentos que se fermentan de manera natural gracias a los microorganismos existentes en la tierra: chocolate, cerveza, vinos, leche para yogur y quesos, entre otras cosas.

Pollan explica cómo estos microorganismos durante cientos de años se encargaron de producir bebidas alcohólicas y quesos sin provocar enfermedades en la gente -a no ser que no se utilizaran ingredientes limpios. El queso de granja producido con leche sin pasteurizar no era dañino en sí, pues los microorganismos se encargaban de fermentar la leche y generar un alimento nutritivo. El problema es cuando se añade leche sin pasteurizar a la leche pasteurizada, por ejemplo, pues el ambiente entre ambos productos lácteos no resulta favorable para el micro hábitat de bacterias que fermentan la leche y la echan a perder. O también cuando no se utilizan alimentos limpios ni se siguen normas básicas de higiene.

Algunos brotes de enfermedades como la salmonela generaron que los fabricantes de leche, quesos y cerveza a escala industrial elevaran los estándares de higiene en la producción de estos productos, agregando antibióticos, cambiando los barriles de madera por unos de acero inoxidable que no fomentan el crecimiento de los microorganismos, y agregando sus propios cultivos de bacterias para concretar el proceso de fermentación. Al hacer esto, se pierden las propiedades que las bacterias generan durante la fermentación natural.

¿Cómo nos afecta? Los microorganismos que habitan en el queso, por ejemplo, al ser consumidos por el ser humano de alguna forma siguen vivos, y al llegar al estómago y los intestinos, habitan en ellos, generando una macrobiota intestinal que ayuda al proceso de digestión y nos mantiene saludables. Al eliminar los microorganismos del proceso de fermentación, la cantidad de lactobacilos y otros microorganismos de nuestra macrobiota se redujo drásticamente, hasta que no tuvimos elementos para ayudar a digerir los alimentos que consumimos.

Por eso ahora nos venden yogurs con cultivos lácticos, yakults y otros diversos productos para mejorar nuestra digestión y de paso reducir la gastritis... Ahora que he visto este documental, no me sorprende que mi problema de gastritis y colitis se haya reducido casi hasta desaparecer desde que como cosas más naturales. ¿Qué necesidad tenemos de meternos productos lácteos con lactobacilos, saturados de azúcar, para tratar de compensar lo que la industrialización ha echado fuera del proceso tradicional de fermentación en los alimentos? 

Para finalizar el documental, Pollan leyó uno de los últimos párrafos de su libro. A modo de resumen, lo que expresó fue que volver a la comida tradicional es una especie de rebelión al sistema que nos está envenenando, generando adicciones, obesidad y muchos malestares más que nuestros antepasados no presentaban.

Yo creo que volver a las raíces es la forma sabia de alimentar a nuestro cuerpo. Durante siglos el ser humano comió alimentos sin conservadores, sin antibióticos, con microorganismos integrados, y esa era la manera natural de hacerlo. Comida como Dios manda. Es curioso que hace un año, cuando sufría de malestares, le pedía a Dios que me enseñara a comer adecuadamente. Hoy entiendo que nuestro cuerpo no fue hecho para comer los alimentos procesados, llenos de conservadores, almidones y carbohidratos complejos que saturan la comida que está en el súper mercado. 

Lamentablemente, el ritmo de vida actual, la mercadotecnia y muchos otros factores sociales y económicos han causado que la gente delegue a los fabricantes la elección de nuestros alimentos y la forma en que los producen. Tanta culpa tenemos los consumidores como los fabricantes. Así que es nuestra responsabilidad también reducir el consumo de alimentos procesados y aumentar la ingesta de comida natural. Si algo puedo testificar es que el cambio de alimentación en verdad me ha aliviado. Vivir enfermos, con dolencias y malestares estomacales e intestinales no está bien. No es natural. No es de Dios.

Volvamos a la comida natural. Nuestro cuerpo lo pide. Y nos lo agradecerá :)

Por mi parte, ansío mi próxima visita a la librería para buscar el libro de Pollan, quiero adentrarme en sus páginas y leer más a profundidad lo que expuso brevemente en cuatro horas de documental.

PD: Estoy consicente de que, tristemente, una comida orgánica puede ser mucho más cara que la comida chatarra. No es sólo cuestión de tiempo para cocinar, sino de economía también. Así que mi siguiente tarea será investigar y documentar en este blog opciones de comida nutritiva, sana, rica y barata. No dejen de seguirme ;)

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